—¡Esta niñita me empujó!
Se escuchó la primera cachetada, Patricia era una mujer fuerte, estaba enfrentada cuál gallo de pelea.
—¡¿Vas a decir mentiras?! Sabes que este apartamento tiene cámaras, es solo decirle a tu novio que las mires y sabrá la verdad. —Selene se puso roja.
—¡Eres una mentirosa!
Va la segunda cachetada más duro que la anterior. Alfredo sonreía y miraba algo en su pequeño computador.
—Selene, ¿le estás diciendo mentirosa a Patricia?
—Para ti ella es una infanta, inmadura y fastidiosa. —Esto se puso incómodo, la mirada fría en Rino daba miedo.
—Ella lo sabe, yo mismo se lo he dicho en varias ocasiones. Ahora vete de mi apartamento y ten por seguro que de la recepción no volverás a pasar. Lupe, Patricia vámonos a comer ese helado. —Dichos hombres eran terribles.
—¡Quedaste de llevarme!
—Eso fue antes de decir que era tu novio y que intentaras pegarles a mis sobrinos. Créeme, no te saco a patadas porque soy un caballero.
—Pero yo soy una mujer.
Ha dicho Patricia y la a