— Creo que tengo curiosidad. — Confesó Vincent apartándose de su esposa, de modo que quedó sentado al lado de ella.
— ¿Crees que la tienes? ¿Por qué tendrías curiosidad de ir a mí veterinaria?
— Por que te casaste conmigo por proteger la empresa de tu padre y esa veterinaria, eso lo tengo claro.
— ¡Eso fue al comienzo! — Exclamó Sophia volviendo a ver a su esposo seriamente. — ¡Ahora es distinto! ¡Ahora tengo sentimientos por ti y no pienso dejarte!
Él sonrió.
Una pequeña sonrisa curvó las comisuras de sus finos labios.
— Con mucha más razón, quiero ir.
Ella exhaló.
— ¡Esta bien! Pero no vengas vestido así, te verías muy presumido, utiliza ropa un poco más sencilla y cómoda, de lo contrario mis amigas se sentirán presionadas con tu aura y no trabajarán bien, son mujeres buenas y humildes.
— Esta ropa es cómoda. — Respondió él tajante.