Mienne

Adara

Parpadeo lentamente mirando hacia el techo, siento que estoy encima de alguien y rápidamente me alarmo, ¿camine dormida?, trato alejarme, pero alguien me detiene. Me tranquilizo y miro mejor en donde estoy, recorro con mi mirada a Kellen y bajo hasta ver como sus brazos abrazan mi cintura.

Recargo mi cabeza de nuevo sobre él y suelto un suspiro cansado, todo ha llevado un cambio en este momento. Y en toda mi vida, desde el día de mi revelación, ser omega no fue como lo que soñé, huir y tener miedo toda mi vida no era algo de lo que tenía en cuenta. Ocultarme de todo y mantenerme escapando del peligro, por lobos morbosos. Mi vida solo se resumió en adaptarme a la mi estado.

Queriendo sentirme a salvo, y durmiendo intranquila. Y ahora estoy sintiéndome a salvo, durmiendo con tranquilidad. Es algo irreal, nunca soñé encontrar a mi pareja, no quería ilusionarme con nada. Prefería no ilusionarme y dañarme a mi misma.

— ¿En qué piensas pequeña? —.

Recargo mi mentón sobre su hombro, lo miro a los ojos con nerviosismo. Su sola voz me pone nerviosa, es tan rasposa y grave que hace que mi omega se derrita.

— Eres muy hermosa —. Esto puede ser un sueño en el cual estaría totalmente sonrojada. Pero si es un sueño, algo irreal no quiero despertar.

Eso me llevaría a una gran desilusión, sus ojos brillan al mirarme. Y son tan fríos, pero a la vez hermosos. Siento un aire frío que solo él transmite en su aura, es extravagante, y no me importa estar a su lado.

La oscuridad en sus ojos se hace visible a cada segundo mientras me mira, es una mirada que me tienta a perderme en él.

Sigo mi mirada examinando sus facciones, miro con detenimiento, sus pestañas son grandes y hermosa, demasiado oscuras. Su cabello cae levemente sobre su frente, es un rubio oscuro, casi como el mío.

Me controlo a tocar su cabello, no lo conozco del todo y no debo de confiar aún en él. Aunque es demasiado irreal tenerlo a mi lado, es realmente irreal.

Realidad.

Es cruel, y dura.

No quiero volver a esa dura realidad.

Cruel.

Dura.

¡No!

Su voz me saca de mis más profundos pensamientos. No sabía que estaba hablando y me tiene mal el pensar que mis errores y fallos le causen algún enojo.

— ¿Todo bien? —.

Tiemblo por su voz.

— Todo bien —. Termino diciendo, me pongo más nerviosa cuando está a punto de poner su mano sobre mi mejilla. Su delicado toque solo me debilita, hace que sea tan vulnerable que podría estar en un peligro y no estoy poniendo atención.

Me siento rápidamente en la cama, sintiendo mi respiración acelerada, y en un pensamiento preocupado de mis acciones tiemblo asustada por el simple hecho de que eso le enoje.

Sus brazos me envuelven regresándome a él y terminando encima de él, un sentimiento de comodidad aparece y solo permanezco quieta en mi lugar disfrutando de ese sentimiento.

Es una calidad tan única que nunca antes la había sentido y es algo que no quiero que desaparezca. La puerta es tocada y solo escucho como se abre, me escondo rápidamente y cierro mis ojos avergonzada.

— No te escondas hermosa, no tienes que hacerlo —.

— Lo siento —. Murmuro avergonzada y solo destapo mi rostro, me quedo impactada por la cercanía de nuestros rostros y trago nerviosa la saliva atascada en mi garganta.

Mi cuerpo se estremece cuando su mano acaricia mi mejilla, el calor que comienza a invadir mi corazón me deja confundida siendo algo que nunca he sentido. Es un sentimiento que no había experimentado hasta ahora, pero y si ese sentimiento es malo, siendo algo que pueda hacerme daño.

Un suspiro sale de mis labios cuando los suyos están más cerca de los míos, me devora lentamente como si los saboreara. Jadeo inconscientemente sin poder hacer algo más o simplemente moverme, porque ni eso sé, no sé besar.

— Mienne —sus labios descienden por mi clavícula, la presión que ejerce en esa área por una extraña razón se siente bien, completamente bien—. Ma belle dame —. Sus manos toman mi cintura con fuerza pegándome más a él, sus labios por un momento se alejan de mi piel volviendo a mis labios.

Me sienta en la cama enfrente de él sobre sus piernas, aprieta más mi cintura y paso mis manos por su cuello acercándome más a él comenzándolo a besar. Sus ojos grisáceos me miran, y solo jadeo.

— ¿En dónde habías estado todo este tiempo?, Ma Lune —. Dice antes de levantarse de la cama.

Ladeo mi rostro curiosa, tantas palabras a dicho con ese extraño idioma que se escucha tan extravagante en él.

— ¿Qué idioma es ese? —.  Una sonrisa surca de sus labios iluminando su rostro apenas despierto.

Comienza a comer y es apenas que me doy cuenta de que hay una mesa enfrente nuestro, en la cual hay dos platos de comida, mastica con detenimiento, cada bocado de carne.

Me siento enfrente suyo, comienzo a cortar la carne hasta que él me quita el plato haciendo lo que apenas estaba haciendo yo. Introduzco un pedazo cortado de carne y lo saboreo lentamente.

Es como el mismo cielo, su sabor es tan exquisito que nunca he probado tal cosa. Y es verdad, en mis 80 primaveras de vida solo una vez probé tal cosa, pero de eso no tengo un reconocimiento total.

¿Cuántas primaveras llevo escapando?, no conté bien cuantas primaveras, por lo que mi repuesta diferiría demasiado. Y no sería concreta.

— Adara, ¿cuántas primaveras tienes escapando? —. Sus ojos me miran y deja de comer por unos segundos, yo me atraganto con la carne y comienzo a toser descontroladamente.

Es como si supiera lo que pienso.

— No lo sé, en realidad, ¿unas 70 primaveras? —. 

Él me mira y solo asiente sin decir nada, tomo agua pasando mi tos para no sentir vergüenza conmigo misma, en un punto de mis pensamientos quisiera saber lo que pasa por su mente, pero yo no poseo ese tipo de poderes.

Limpia mis labios sutilmente con una servilleta y solo me sonrojo.

Carraspea cuando se aleja por mi mirada y la aparto sintiendo ese sentimiento de mariposas que solo siento cuando tengo miedo. Eso es normal.

— ¿De dónde eres mi pequeña omega? —. Meneo mi rostro lentamente tratando de hacer memoria sobre mis recuerdos.

Algunos son vagos por el tiempo que a pasado, y otros simplemente los he suprimido.

Después de lo que me sucedió no he regresado a donde pertenezco, y en un punto no supe como volver cuando más quería ir con mi papá y sentirme segura a su lado, siempre fui su princesa y mi mamá tenía celos de eso.

Y es mejor no recordar algo que me causo daño, pero tampoco quiero forzarme en recordar. Hay recuerdos que prefiero queden en el pasado, solo debo de hacerme la que no recuerdo. Con el tiempo me olvidaré de todo y ya no tendré recuerdo en si del lugar de donde he nacido.

Prefiero dejar pasar esto a llorar después.

— No sé de donde soy. Lo siento —.

Mis ojos miran hacia otro lado para no verlo, me siento mal por mi falta de conocimiento en ciertas ocasiones y otras en las que finjo para no llorar o sentirme menos.

[...]

Sus hermosos ojos brillantes me miran mientras estoy parada un poco lejos de él, no he sabido que más hacer y solo lo he seguido desde la mañana, aunque cuando tiene que hablar con alguien solo me hago a un lado como en este momento.

A veces habla por su moderno celular mientras yo solo permanezco a su lado.

Lo sigo cuando vuelve a caminar regresando de nuevo a lo que parece ser su oficina, me siento en uno de los sillones individuales mientras que él va a su escritorio. Le dejo de poner atención mientras me acomodo en el sillón.

Alzo mi mirada cuando una caja aterciopelada aparece en mi campo de visión, sonrío mirándolo sin saber aún que hay dentro de esa caja. Alzo mi ceja curiosa mientras abre la caja sin dejarme ver lo que hay dentro de esta.

Unos lentes demasiado parecidos a los míos en un inicio aparecen, mientras que un sonrojo se deja ver en mis mejillas.

— No puedes ver bien, ¿vierto? —. Asiento tímidamente, me los pone con extremada delicadeza para no lastimarme y lo abrazo incorporándome.

Se sienta dejándome sentada como ya es costumbre en sus piernas, no dejo de abrazarlo y solo me alejo un poco de él. Miro con más claridad sus ojos, sus perfectas facciones y como sus labios son más gruesos de lo que pensaba.

— Gracias, Kellen —.

Planto un beso delicado en su mejilla como agradecimiento, dejándome ver su sonrisa que no siempre deja mostrar. Mi corazón late a sobre manera llegándome a asustar, sus grandes manos pasan por mi cintura antes de agarrar mis manos y dejándome ver lo pequeñas que son a comparación de las suyas.

Él es perfecto.

Es como un dios griego que no me asombraría en que tenga un linaje entrelazado con ellos, puede que tenga sangre de uno y sería algo de no sorprenderse. Todo de él es perfecto.

Y dudo en mí cuando digo que soy una mujer lobo, no lo creo. Soy demasiado torpe y distraída, aparte de que mi cuerpo no da a decir que soy de esta naturaleza. Es mi naturaleza, pero no parezco de ella.

Agarra mis mejillas mientras que siento un extraño cosquilleo en estas.

— Eres mía, no lo olvides. Eres mi omega —.

Solo de él.

De Kellen.

Claro, soy suya.

Soy solo su omega.

[...]

Detallo mi entorno con demasiada lentitud, me he perdido, nuevamente me he perdido por completo. Desde hace minutos que me he perdido en algún lugar de estos grandes pasillos, esta gran casa parece un laberinto.

— Señorita, ¿es usted la omega del alfa rey? —.

¿Alfa rey?, no sabía que Kellen tuviera ese gran cargo encima. Podría ser demasiado despistada, pero recuerdo que estaba tan obsesionada con ese tema que no era fan de otra cosa más que del alfa rey. Mi madre siempre me prohibía cosas mientras papá era el único que me ayudaba a cumplir mis sueños de conocer a ese prestigioso alfa.

Pero hasta este momento no conecte cabos, Kellen es el hijo y ahora alfa rey. El destino es tan extraño, hasta irónico.

Después de lo que creo segundos asiento a lo que ella me había preguntado, pero la miro extrañada.

— Él me ha mandado a buscarla. Dijo que está siendo tarde y usted no ha aparecido —.

Dice la señora de cabellos castaños, que tiene un peinado demasiado alineado.

— ¿Dónde está él? —.

Se gira y me sonríe, sigue caminando y yo comienzo a seguirla para no perder el paso. Frunzo mi ceño al no recibir una respuesta y llego a pensar que de seguro estará con una de sus esclavas.

Claro es un Alfa, debe de tener a muchas esclavas.

— Él tuvo un percance pequeño con algo, así que llegará tarde —.

Asiento, aunque no dejo de pensar que algo malo hice. Llegamos a una parte que nunca había visto, veo a la gente que está sentada en las sillas mientras comen, nunca había visto un comedor tan grande.

Frunzo mi entrecejo cuando pasamos de largo sin siquiera entrar o que esa gente se entere de que nosotras estamos atrás de ellos. Llegamos a una cocina y la señora enfrente mío se gira deteniéndose.

— Kellen, me dijo que no podías comer aún en el gran comedor. No, si él no se encuentra en el lugar —.

— ¿Por qué? —.

— Todas esas personas te comerán viva, todos ellos son unas grandes víboras que le besan los pies al Alfa para tener algo de poder. Aunque algunos son buenos, pero es raro que te hablen —.

Alguien sale de la cocina dejándome ver hacia afuera de esta, miro a esa gente notando como algunas se miran con odio mientras otras ignoran lo que sucede. Trago duramente el nudo en mi garganta, me señala una silla y sin objetar en algo me siento.

Como tranquilamente, cuando me sirven mi plato, sigo pensando en lo que pude haber hecho mal o si no fui lo que él pensaba.

Alguien carraspea detrás de mí y giro mi rostro cuando he terminado. Miro a la misma señora que sigue parada firme en un lugar distinto.

— Es bueno que comieras todo lo del plato, Kellen estaba preocupado de que no comieras. Pero dejemos eso a un lado, mientras que él no estés estarás a mi cargo —asiento—. Y debes de aprender de etiqueta y modales. Por lo que vi te hace falta.

— ¿Él no ha llegado? —.

— No, cariño. Puede que esté ocupado en alguna de sus otras 15 mandas —.

Me quedo asombrada al descubrir eso, seguro tiene mucho peso en su espalda. Y no debo de inventarme cosas, él pensará que soy paranoica y solo un peso más con quejas.

— Mañana en la mañana debes de estar lista, él llegará y me pidió que estuvieras en la puerta principal para recibirlo, así como hicimos cuando llegaste junto a él. Pero de seguro estás cansada y no quieres tener preocupaciones, Kellen pidió una habitación para ti por si te sentías incómoda... —.

Deje de escucharla, yo no quiero una habitación aparte, ¿por qué mando a preparar una?, no quiero estar sola. Y creo que debo de volver a repetirme, ¿qué hice mal? Pensé que todo estaba bien, pero después de haberme dado mis nuevos lentes desapareció.

[...]

Miro con atención el cuarto, tiene colores suaves y es muy detallado hacia lo que él vio de mí. De alguna forma era acogedor, esa palabra es perfecta para describir el cuarto. Pero no tiene esa calidez de su cuarto, yo quiero estar al lado de él y sentir su calor. Después de eso no quiero volver a dormir sola.

— Si no quieres estar aquí, puedes dormir en el cuarto en donde dormiste con Kellen antes —. Asiento, la detengo antes de que salga sin saber bien lo que sucede.

— ¿Cómo te llamas? —.

Me sonríe lentamente y con calidez, alejo mi mano de su muñeca, sintiéndome avergonzada.

— Soy Amelia, buenas noches, Adara —.

Hago una reverencia con respeto y la escucho salir de la habitación. Suspiro tirándome en la cama, estoy cansada, aunque mejor dicho estoy triste, mi omega está triste porque él no está aquí, ni mucho menos se despidió de mí.

Siento mis ojos picar por las lágrimas que quieren salir y solo lloro, puede que en realidad no sea lo que él esperaba. Seguro en la manada en la que está en este momento, está con una de sus esclavas y de seguro ella es mucho más hermosa.

Soy débil, no por mi naturaleza nací así. Y no creo ser lo que alguien quiera, no creo ser lo necesario para él.

Angelisrose

Holi, espero disfrutarán del capítulo

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