Kellen

Adara

Unos ojos grisáceos llegan a mi sueño y es cuando despierto, miro asustada el auto en el que estoy sin rastro alguno de esos hermosos ojos. Ni siquiera sé su nombre, creo debo de regañarme por no preguntar algo fundamental.

¿Todo fue un sueño?, escuchó un ruido y un frío aire pasa por mi espalda helándome. Ajusto mis lentes notando que están rotos, me los quito y me doy un leve regaño por mi descuido. Cuestan demasiado como para que este a cada rato comprando unos nuevos. Suelto un cansado suspiro.

Escuchó un fuerte ruido nuevamente y giro mi rostro hacia la ventana del coche, noto que estoy en medio de la carretera junto a más autos negros, demasiado modernos, veo a dos lobos peleando y me alarmo, están peleando y no es un sueño, uno de los lobos termina tirado. Mi corazón se va a mi garganta, ¿y si él es el que ha caído? Oh, no.

Abro la puerta del automóvil, el fuerte olor a sangre me hace vomitar, miró sobre el rabillo de mi ojo a un lobo negro grande caminar y suspiro aliviada. Es él, no murió. Se transforma y veo sus ojos grises, quedó vulnerable de cierta forma, un sonrojo crece en mis mejillas y cierro la puerta del auto con rapidez escondiéndome de él.

No fue buena idea mirarlo, juego con mis manos nerviosa, mi cuerpo se calentó rápidamente y trató de tranquilizar a mi omega. No quiero terminar en eso. Tengo un miedo aparte en mi interior por lo que he visto y las ganas de llorar casi me inundan por no saber qué hacer.

— ¿Por qué lo mataste? —. Digo cuando entra al auto limpiándose restos de sangre de su cuerpo con una toalla pequeña, niego simplemente bajando mi rostro sin mirarlo.

— Te quería, y no voy a permitir que te quiten de mis manos. Yo solo te puedo tener bajo mi cuidado —.  Abro un poco mis labios queriendo argumentar algo, pero las ganas de vomitar no me dejan. Pensar en ese lobo y la sangre que aún se limpia es asqueroso, salgo del auto vomitando lentamente, siento el fuerte frío que cala en mi piel.

No me encantan las muertes. 

Es lo que más odio.

Siento sus manos sobre mi espalda, sostiene mi cabello y miro discretamente el cuerpo del fallecido notando que están haciendo una fogata para quemarlo, parece que no quieren dejar huellas.

— No puedes ir matando a todo el que quieras por gusto —. Exclamó asqueada, limpiando mis labios con un pañuelo que me da, niego solo pensando en la sangre.

— No contaba con que fueras tan sensible —.

— Yo... no cambies de tema —siento mis mejillas arder —. Si tienes algo de poder, no debes de usarlo para matar gente —.

Giro mi rostro mirándolo, su mirada se suaviza y me ayuda a levantarme, suelto un suspiro, sintiendo ese cosquilleo extraño en mis manos por su contacto, me aparto un poco. No me quiero imaginar nada a su lado, entre más rápido mi naturaleza se encariñe, más rápido me hará daño.

— Me provoco, mi omega dormida, no escucho las palabras de una basura. Quieres a alguien ya muerto, ¿acaso? —. Comenta algo enojado.

— La muerte de alguien siempre me causa dolor —.

— No volveré a matar a gente en tu presencia, pero si me provocan no te aseguro nada. Debo de proteger a mi omega ahora que está a mi lado —toma mi rostro con sus manos y acaricia mis mejillas—. Sube al auto, no quiero hacer algo que provoque que termines enojada conmigo —.

Baje mi rostro caminando de regreso al auto, era un automóvil hermoso, al igual que los demás. Me pasé a la parte de atrás del carro, no debía de seguir al lado de él, no cuando los Alfas son peligrosos para mí.

Juego con mis manos esperando lo que me podría ocurrir, es triste, es algo que nadie quiere. Mi vida terminaría al lado de un Alfa que me usaría para atender sus necesidades, no sé mucho a qué tipo de necesidades. Pero he escuchado que es algo feo y duele mucho, ¿podre ser alguien a quien castigan mientras él disfruta de mi dolor?

— ¿Quién te dio permiso de cambiarte de lugar? —alzo mi rostro para mirarlo, está aún con la puerta abierta—. Cámbiate de lugar a donde yo te había puesto —.

Me bajé del carro sin decir nada, sentía su mirada, él seguía mis movimientos con enojo por no obedecerlo. ¿Me porté mal? Seguro habría un castigo para mí en cuanto llegara a donde sea que me esté llevando.

— ¿Te sientes bien? — bajé aún más mi rostro mientras entraba al auto—. No me dejes como un idiota sin contestarme, no muerdo —.

Entra al auto, su aroma me hace pensar que todo está bien. Ahora lo siento aún más, pero sigo teniendo miedo estando en esta situación tan estresante. Aprieto mis manos con fuerza, queriendo ser más fuerte para ganar ante su mirada tan fuerte que me hace sentir tímida.

— Es-estoy... bien —. Comento asustada.

Cierro mis ojos al sentir como toma mi cuello, siento algo presionar mis labios pidiendo más de mí cuando yo no sé qué hacer. Entreabro mis labios dejando que mi naturaleza me indique que hacer, la otra mano de él pasa por mi cintura estremeciéndome, suspiro sin saber la razón por la que mi cuerpo reacciona así.

— Maldición —se aleja de mí—. Te dije que no quería hacer algo que provoque tu enojo —.

Me quedé callada por no saber qué sucedía, mire por la ventana del auto notando como aquellos hombres parecían burlarse. Con las mejillas sonrojadas bajé mi rostro avergonzada, me sentía patética por no saber qué estaban haciendo conmigo.

— No te preocupes por ellos, solo duerme, es un camino largo —. Comentó autoritario.

[...]

Despierto con algo de cansancio, el carro se había detenido hace un instante, pero no quería levantarme, sentía que si estaba sola con él sería algo peligroso, mis ojos por inercia terminan mirándolo notando su mirada en mí.

Aparto mi mirada con velocidad de él y observo lo que hay a mi alrededor notando que estamos varados en medio de un bosque. Mi respiración se desaparece al ver la neblina, ya que está solo se encuentra en una de las tres manadas líderes. Una donde muy pocos logran pasar. Cierro mis ojos asustada, hay rumores de qué personas se mueren en este bosque, por eso se reconoce como el bosque de las almas perdidas.

Abro mis ojos y me arrepiento al ver cuerpos colgados en diferentes lugares, tanto cerca como más arriba, en las ramas de los pinos. Observó con miedo el alfa al lado mío y tiemblo, puede que mi subconsciente me confundiera y si él mató a mi pareja, por eso su olor dulce y atrayente lo tiene aún este sujeto sobre su aroma.

— Oh diosa—sollozo—. T-tú er-eres —.

Me congelo al ver sus ojos de nuevo sobre mí, me quedo inmóvil por todo el miedo que siento, suspiro bajando mi rostro dejándolo de ver, tragó saliva esperando que deje de estar seca mi garganta. Pero, las leyendas sobre él. Un Alfa maldito dentro de las tres manadas líder, uno que al que le fue deseado el mal puro y una vida sin luz alguna.

Se rumoreaba que había matado a su pareja hace miles de años, en donde solo éramos un reino simple, cuando la tecnología y todo este conocimiento aún no aparecía, o más bien cuando Bylsorm aún no adquiría el matrimonio con la desconocida Elaine.

No he escuchado que sea feliz. Brinco asustada en mi asiento cuando su mano se posa en mi mejilla acariciándola, en ese momento me doy cuenta de cuán evidente fui mostrando mis emociones.

Sabe que tengo miedo y. ahora me matara dejando mi cuerpo en este bosque sin descanso alguno.

— Lo soy, ¿por? —niego queriendo no estar aquí, soy demasiado torpe que eso me causara una muerte instantánea en sus manos— ¿Estás bien? Te ves pálida —.

Tomo mi rostro temblando sintiendo como el sudor en mi frente comienza a incrementar, "su bestia será imposible de controlar". Es lo único que siempre he oído sin atreverme a pasar por su camino, él vino a mí cuando yo solo trataba de huir más que nunca, "es el mismo demonio en persona", recuerdo que eso lo escuche de alguien mientras tomaba chocolate en una tienda de conveniencia.

Todo parecía una trampa que fue contra mí, planeada para ser atrapada por uno de los tres Alfas más poderosos, no quería que ningún Alfa supiera que yo soy omega, me tomarían como esclava para sus necesidades, huía de eso y no quería que me atraparan para cosas malas. Era una condena. Sufriría en silencio sin tener una vida feliz o libre, solo seguiría órdenes y me quedaría en un lugar malo para mí.

— No me temas, yo nunca sería capaz de hacerte daño —.

Hablo con delicadeza y siendo sincero con sus ojos, como si supiera que eso quería escuchar en ese momento donde más miedo tenía. Respiro profundamente tranquilizando un poco mis emociones y miro sus ojos que expresan simple sinceridad. Sonrió lentamente logrando que él soltara un destello brilloso de un color rosado.

"Me estoy metiendo en la boca del lobo, es lo único que parece sé hacer"

Mi cuerpo se alarma cuando su mano toma mi muslo y lo aprieta un poco, sin haberme dado cuenta su mano, su mano sube hasta encontrar mi mano que tiembla con fuerza. Agarro su mano apartándola rápidamente, sintiéndome más segura por lo que hizo, ya que solo pienso en que me atacara.

— ¿Cómo te llamas, Lunita? —.

— Ad...ara —. Tartamudeo lentamente lamiendo mis labios.

Siento mi piel erizada por esa aterradora mirada que se ha formado en su rostro. Una sonrisa surca de sus labios y bajo mi rostro.

Agarra mi mano con delicadeza, y besa está haciendo que me estremezca.

— Mucho gusto Adara, soy Kellen —me miro con una sonrisa—. Oh diosa, sigue con ese rostro tierno y haré más que besarte —.

Me sostuve del asiento con fuerza alejando mi mano de él, tiene una voz demasiado potente y es algo que me hace sentir cosquillas. Muerdo mi labio algo nerviosa por no saber a lo que se refiere y hasta miedo me da, esto es algo difícil más cuando mi omega me pide que deje mi miedo y me entregue a él con facilidad para cuidar de la semilla de mi Alfa en mi vientre.

Tengo una gran desconfianza conmigo misma, escuchaba que no era bonita y que no era apetecible para ningún lobo, no soy lo mismo que una gran omega que de seguro como muchas que vi eran bellas. Pero gracias a eso me han distinguido como una beta, inservible para muchos, solo que este Alfa descubrió que era una omega a la primera.

¿Podre engañarlo? No soy muy lista y no sabría si estoy haciendo un mal al engañarlo.

Mire el camino que aún quedaba y él siguió, no se detuvo aun cuando yo veía a los demás carros yendo hacia otros lugares que nosotros no seguíamos. Confundida e intrigada, baje mi rostro mirando mi viejo vestido que no parecía lindo. ¿Le causaré repulsión?

— Esta será una casa temporal mientras me siento seguro como para que te vean los demás —.

Baja del auto después de lo que dijo, abre la puerta de mi lado, dejándome salir y me arrepiento cuando miradas están sobre mí, los observo con miedo, algunas miradas son de terror y otras de lástima, sigo mi observación hasta ver a alguien que me mira con odio puro causándome un mal sabor de boca.

Bajo mi mirada, antes de sentir como Kellen pone su mano en mi espalda baja empujándome con delicadeza para que camine. Avanzo un poco guiada por él y alzo mi vista cuando suelta una tos falsa, la pequeña sonrisa en mi rostro se borra al ver como agarran a esa chica que no me miraba de buena forma con fuerza llevándosela del lugar mientras patalea y grita. Niego asustada por lo que le pueda pasar, de seguro lo peor que he escuchado de él.

Apenas doy un paso para no permitir que ella sufra algún daño, pero Kellen me sostiene de la cintura con fuerza, giro mi rostro mirándolo con enojo y él solo da órdenes con leves asentimientos a todas las personas a nuestro alrededor para que sigan con sus cosas.

Cuando estamos solos entierra su rostro en mi cuello aspirando mi aroma, cierro mis ojos siendo discreta a diferencia de él por el hecho de que me causa curiosidad su aroma. Tiemblo cuando roza su nariz con mi delicada piel, quedándome congelada en mi lugar, aprieto mis manos con fuerza sintiendo cosquillas en mi cuerpo.

— No voy a permitir que nadie le haga daño a mi Lunita —besa mi cuello y me tenso completamente—. No vayas detrás de alguien que no respeta tu llegada —.

Mis piernas se debilitan por su cercanía y me agarro con fuerza sus brazos, unos que envuelven mi cintura con facilidad. Miles de sensaciones me invaden en cuestión de segundos y suelto suspiros delicados, es la mayor cercanía que he tenido con un Alfa en mi vida.

— No la mates —. Murmuro.

— No dejaré que le diga a alguien que he encontrado a mi Luna —se inclina y besa mi frente, por lo que cierro un poco mis ojos—. Mientras estés aquí tú eres mi mayor preocupación, sabes quien soy y todos a mi alrededor siempre corren peligro —.

— ¿Entonces, t-tú no los matas? —. Ríe lentamente y admiré su risa.

— No, nunca mataría a personas cercanas a mí. Mi hermosa Lunita —agarra mi cabello con suavidad —. Tu aroma es tan delirante para mí —.

Mi interior comienza a desarmarse lentamente, sus manos moldean mi cuerpo sin yo saberlo y mis feromonas comienzan a atacar el ambiente, lo sé por la respiración pesada de él. Lo escucho gruñir y apresarme a él con más fuerza, caminando hacia un lugar en el cual me deja atrapada.

— Debes de controlar esas feromonas. No quiero que nadie venga a aprovecharse de mi Lunita cuando no esté, aparte de que solo las puedes usar en la cama conmigo —besa mi frente mientras bajo mi rostro, chillo por dentro mientras por fuera, no puedo mantenerme tranquila estoy sonrojada por sus palabras —. Te mostraré tu nuevo hogar temporal, no quiero que mi Lunita se pierda por la gran casa.

Agarra mi mano, por lo que mi mirada se centra solo en eso, perdiendo un poco la atención de sus palabras.

Mi mirada sube a su rostro, tiene una leve cicatriz en su mejilla que trata de ser cubierta por su barba, su altura es mucho para mí, al igual que la grandeza de su cuerpo. La genética de todo un Alfa. Miro de reojo, los ojos grises de él, son lindos. Parece tan intimidante por el rostro serio que pone cuando otros lo miran, como si quisiera causar miedo a todo él que se acerque.

Pongo atención a su voz, recuerdo que muchas omegas dicen que una voz relajante y suave es ideal en un Alfa, pero la de Kellen es espesa, áspera y gruesa, un poco relajante para mí. Detengo mis pasos cuando sus ojos grises me miran con una sonrisa que solo provocaba revoltijos en mi interior.

— Deja de mirarme así —bajo mi mirada—. No es porque tenga una queja en eso, solo que no quiero que te distraigas, Lunita —.

— Yo... yo, no es lo que ves. No volveré a distraerme, perdóname, Alfa... —.

Pone su dedo índice en mis labios callándome, sus ojos se cierran con fuerza y de nuevo vuelve a dar pasos hacia atrás atrapándome contra algo. Bajo mi rostro nerviosa, no se si dije alguna palabra mal o si estuve mal en hablarle.

— Di de nuevo lo último que dijiste —.

— Perdóname, Alfa —. Entrecierro mis ojos un poco por el miedo.

— Tu voz es tan melodiosa, Lunita —sentí como tomo mi mentón en sus manos—. Dime Alfa desde ahora, me enojaré si no escucho esa palabra de ti cada vez que me llames —.

— ¿Cómo? —.

— Si somos pareja, tú debes de decirme Alfa —siento su respiración en mi mejilla, algo que me hace cerrar mis ojos con más fuerza—. Así que... di de nuevo esas dos palabras —.

— Perdóname, Alfa —.

Siento como de nuevo sus labios se impactan sobre los míos, intento retroceder mi cabeza, pero Kellen toma mi cuello deteniendo mis movimientos y juntándome más a él, las cosquillas en mi cuerpo comienzan a crecer haciendo presión en mi vientre bajo.

Kellen se aleja y lo miro asentir con una gran sonrisa, bajo mi mirada tímida por lo que ocurrió. Se siente extraño por lo que siento. Sonrojada, él me abraza permitiendo que olfatee su aroma, uno dulce y varonil, el olor a cigarrillo y licor llega a mis fosas nasales combinado con su rico aroma que me hace sentir segura en su ambiente.

— No debes de salir de esta casa Adara, no quiero que nadie se aproveche de ti por ser una omega —alzo mi rostro mirando con atención sus ojos grisáceos —. Yo protegeré de ti y, es mejor que estés donde yo esté. No quiero que nada te pase —.

Asiento jugando con mis dedos, miró como toca mis labios y me doy cuenta de que me encuentro haciendo un puchero. Siempre hago eso sin pensarlo, es parte de mi especie, algo normal o eso es lo que siempre alcance a ver.

— Está bien —.

Murmuro, miro su gran sonrisa permitiendo que mi especie oculta vea con gran pesar el brillo en sus ojos, los brillos rosas que comienzan a notarse en su iris hacen que me sienta más segura y envuelta en un ambiente cálido.

— Por último, esta será nuestra habitación —. Abro brevemente mis labios. Dormir con alguien no es lo que pasó por mi mente, escuche que siempre mantienen a las omegas en cuartos diferentes por educación y para no incomodar a nadie.

— ¿Nuestra? —.

Asiente con una sonrisa que me hace sentir más segura con sus palabras.

— Nuestra —. Su voz destella felicidad por lo que sonrío un poco, no creo estar acostumbrada a dormir junto a alguien. Y no tengo la suficiente confianza en este momento.

Hace mucho que no he dormido al lado de alguien o en la misma habitación que alguien. Soy un desastre completo durmiendo, a veces era un poco extraño que no durmiera. Permanecía tanto en alerta para no ser atrapada, que mi dormir solo era de unos pocos minutos. Me sería algo demasiado penoso que él me vea de una forma diferente, por eso, soy una omega demasiado desastrosa.

— ¿Te gusta?, aquí se trata de que estés cómoda. Puedo hacer un nido para ti, si tú gustas, Lunita —. Miro el lugar completo quedando fascinada, nunca antes vi una alcoba tan elegante y que a simple vista se vea hermosa con detalles tan finos.

Soy fácil de convencer y puede ser que termine atrapada en esta habitación, pero mi sonrisa no se puede borrar al ver algo tan lindo como esto. ¿La cama será suave? ¿Podre dormirme sin problema en una cama tan grande?

— Me gusta así como esta —.

Siento que sus manos van a tomar mi cintura, por lo que escapo casi corriendo para mirar más las cosas que adornan esa alcoba, su cálida presencia hace que mi mundo esté en paz y tranquilidad, pero eso no quiere decir que me permita tomar confianza en un lugar peligroso para mí.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo