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𝘼𝙙𝙖𝙧𝙖

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Observo mi cuerpo repetidas veces mirando la ropa que tengo puesta, con esto puedo ocultar que soy una omega, entre grandes telas y un vestido pesado con el que puedo pasar como una beta. Cubro mi aroma dulce, uno que siempre hace que todos se den cuenta de que soy una omega.

Ser una omega parecía una maldición, sería secuestrada y llevada a cualquier lugar donde pagaran por mí. Mi mamá lo sabía, de pequeña era fácil ocultar lo que era, pero cuando cumplí la mayoría de edad requerida solo me saco.

No quería lidiar con problemas por mantener oculta a una omega de altos mandos, muchos cuestionarían el porqué nunca me vendió al ser pobres y de poco dinero dentro de una sociedad. Solo una plebeya con apenas algo para comer.

Me quedo conmocionada al sentir esa testosterona de un Alpha puro, muerdo mis labios nerviosa, no quiero que alguien me atrape y solo me use para cosas que no me gustan. Abro la puerta un poco temblorosa e inspecciono el área para ver si no hay nadie.

Como máximo me puedo quedar en un hospedaje por 2 días, no puedo hacer muy evidente mi presencia, no por mucho tiempo.

Repaso con mi mirada el viejo auto, el cual compre a bajo costo en una venta de autos viejos de la alta sociedad. Observó con atención todo mi alrededor, estoy en peligro y no soy alguien ágil como para escapar con facilidad. Es algo peligroso estar caminando, así como así para mí, cada día las omegas somos llevadas hacia las oscuras profundidades de los bosques para servir ante deseos oscuros de otros.

Es fácil para algunos rendirse, muchos hablan de que esa es nuestra posición y no parece que alguien se anime a defendernos, no creo que quieran hacer algo contra ese tipo de poder perverso con el que estamos liderados.

¡No quiero esto!

No quiero vivir así mi vida, es algo tan horroroso vivir de forma nómada y no durar mucho en un lugar por el temor de ser descubierta. Es espantoso y... y ese aroma, tiemblo sosteniéndome de la puerta del auto.

Es rico, un aroma con testosterona de un Alpha puro. Me niego a que él sea mi pareja, solo escucho cosas de algunos Alphas que tienen Harem llenos de omegas para su goce.

No quiero detenerme y solo pensar en que sería más fácil esa vida en la que dejo que usen mi cuerpo dejando de escapar. Sueño con tener una familia, quiero eso, espero algún día dejar mi miedo y darme el tiempo para encontrar a mi pareja.

Tengo 80 primaveras de vida, aún soy joven y puedo seguir escapando, seguir con una vida nómada en un punto de miedo y terror.

Después de un largo tiempo manejando estaciono en una tienda de servicio, observó las nuevas tecnologías que han sido cambiadas y me asombra tanto que parece que este mundo no coordina con nuestra vestimenta y forma de ser.

Le pongo gasolina al auto y entro dentro del moderno lugar, compro distintas golosinas y un rico chocolate caliente, creo ahora es más fácil de preparar por tan modernas máquinas.

El nuevo alfa está siendo un gran líder al dar esto a todo el mundo, pero estoy segura de que el origen de ciertas cosas viene de los continentes asiáticos, siempre innovando.

Aspiró el rico aroma del chocolate terminando con los lentes empañados por el vapor del caliente chocolate en mis manos, lamo mis labios y bebo un poco, saboreo el rico líquido a chocolate y sonrió.

Mi mente deja de enfocarse en mi alrededor por un momento hasta escuchar el sonido de varios carros alrededor de la tienda, ¡malvaviscos!, limpio mis lentes para mirar mejor la situación. El rico y relajante aroma, también atrayente de hace un momento junto con esa poderosa testosterona, mi interior se contrae y mi corazón comienza su andanza con fuertes latidos, mis hormonas se vuelven locas y dejan que mi aroma lidere en el lugar.

Meneo mi rostro lentamente saliendo de mi ensoñación, veo nuevamente hacia afuera por la ventana, mi auto está rodeado por los demás automóviles de recientes modelos, maldigo nuevamente por tener una debilidad al chocolate que me dejo desprevenida. Unos ojos grises me miran desde la entrada del sitio y el vaso en mis manos de rico chocolate cae de mis manos, ¡es él!

Oh, mi luna, es demasiado lindo.

Corro por la puerta trasera agarrando mi vestido entre mis manos para que sea más fácil mi huida, giro mi rostro hacia atrás notando esos ojos grisáceos nuevamente, mis lentes caen, pero no me detengo aun cuando puedo caer o golpearme con algo solo por ver borroso.

La testosterona me hace marear un poco, mi interior vibra por ser reclamada y mi cuerpo me traiciona sin misericordia, tropiezo cayendo en la apenas notable nieve, mi capa roja cae sobre esta y cierro mis ojos, terminó cayendo sobre mis rodillas antes de que alguien me agarre de mi cintura.

Piso con firmeza el suelo, mis ojos solo miran mis pies, soy una gran cobarde, mientras que mi omega interior me ordena que salte a esos brazos en los que estaré segura, yo prefiero huir aún a saber que mi pareja pudiera ser alguien malo. Suelto un suspiro de cansancio y alzo mi vista.

Sus ojos grisáceos me miran con demasiado detenimiento, examinándome por completo. Me remuevo incómoda por tan profunda mirada, tiemblo por sentirme débil a su lado, sintiéndome vulnerable. Busco calor abrazándome a mi misma por el fuerte frío en nuestro alrededor, para ser una loba no produzco el suficiente calor.

— Te he buscado por mucho tiempo— murmura con lentitud, mi cuerpo se estremece por su voz gruesa.

Miro como sus brazos me envuelven emanándome de su calor, sonrió bajando mi rostro recibiendo su calor acogedor. Cierro mis ojos sintiéndome segura en sus brazos sin pensar bien, eso provoca que mis feromonas salgan sin poder controlarlas.

— Contrólate omega mía.

Me estremezco nuevamente por su gruesa voz, eso solo me provoca revoltijos en mi interior, al mismo tiempo, alzo mi rostro cuando sus manos agarran mi rostro con delicadeza.

— Guarda la calma, no quiero provocar una guerra con otras manadas— besa mi nariz causando un gran sonrojo en mi rostro —. No quiero compartir a mi omega con nadie más, solo te quiero para mí.

Algo en mi pecho se instala dando calidez en todo mi cuerpo, mis piernas se flaquean y me agarró con fuerza de él, alejo mis manos cuando siento su mirada. Muerdo mi labio nerviosa, pensaba en que hoy no sería ese momento en donde lo encontraría o que él me encontraría a mí. Años escapando, corriendo, huyendo de mi destino para terminar siendo encontrada de forma inesperada.

Esto es tan irreal.

— Todo está bien, no llores.

Seco mis lágrimas sin siquiera haberme dado cuenta del porqué lloré, él me abraza repartiendo caricias por mi espalda, lo abrazo tratando de no importarme el hecho de que su mano está debajo de mi capa. Suspiro con pesadez cerrando mis ojos, es demasiado tranquilo estar en sus brazos.

No quiero que sea un sueño, sería una gran pena y tristeza si eso es así.

Abro mis ojos cuando siento como aprieta mi cintura, sonrió, eso es más real y me hace sentir un alivio.

— Desde ahora estarás a salvo conmigo, mi hermosa omega— acaricia mis mejillas, mi corazón incrementa su pulso, lo miro con detenimiento quedándome fija en sus grisáceos ojos.

Bajo mi mirada, cuando se fija en mí, tímidamente alejó sus manos, ¿tuve suerte? La tuve. En serio, la tuve.

Nunca había tenido tanta suerte, es muy raro haber sido reclamada de esta forma, pero creo son los diferentes tiempos. Había alfas que ocasionaban guerras para reclamar a su pareja, demostrándole los poderosos y fuertes que son hacia sus parejas.

— Alfa, los automóviles están listo— giro mi rostro, me separo de ese alfa, sintiéndome avergonzada por haber estado en tan íntima posición.

— Reparte los cargos de cada uno, ahora mi necesidad es que mi omega esté a salvo— pasa su mano por mi cintura posesivamente —. Y que alguien venga por su auto, ella se irá conmigo— lo miro tímidamente, bajo mi rostro, por su fuerte mirada —. Te cuidaré como se debe de ser.

Tragó duramente el nudo en mi garganta, asiento levemente por su mirada, soy demasiado sumisa, mi naturaleza es así y aunque trate de no serlo terminó siendo una presa fácil. Una sonrisa surca en su rostro, detalló con atención sus rasgos faciales notando una pequeña cicatriz en su cuello.

Sin darme cuenta mi mano toca su cicatriz, cuando noto eso trato de alejar mi mano, pero él la agarra dejándola en su mejilla. Sus ojos grisáceos logran hacer que me pierda en ellos, sus labios se ven comestibles y deliciosos, mis hormonas ganan en mi sistema. Jadeo cuando sus manos me agarran con más fuerza y junta nuestros labios en un feroz beso.

Siendo mi primer beso después de tanto que me mantenía oculta, él era el primer hombre que me besaba en estos años de vida. 

¿Esto está bien?

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