-¿Serené vas a ir a la constructora hoy?- Nadia interrumpió lo que parecía un recuerdo, 

-No mamá, está tarde quiero ir al parque- Serené tomo a sus hijos, esa voz se parecía mucho, con la que ella soñaba- ¿me acompañas?

-Claro, sabes que me encanta ir con mis nietos al parque- Nadia abrazo a la pequeña niña, mientras Serené tomaba a Santi en sus manos. 

Por la noche en una casa sencilla de altos entraba Sebastián, cada vez que iba a ver a Andrea nadie lo acompañaba, no quería ponerlas más en peligro, nadie más que el podía saber dónde estaba esa casa, el número telefónico por el que llamaba era privado así que nadie la podría rastrear por ahí, la manera de entregarle dinero, lo hacía por medio de un contador, el cheque iba a nombre de una casa de beneficencia, nada que lo relacionará con él, la última orden al contador para cuando el faltará era que nunca le hiciera falta a ellas hasta que la pequeña niña terminará la carrera, después tendría una pequeña