No sabía cuántos días había estado dormido, al despertar no estaba en la cama de Lucia, todo estaba obscuro,
-Lucia tengo hambre ¿dónde estoy?- quiso mover la mano- ¿qué hora es Lucia?
-Las tres de la tarde amor, ahora te traigo tu comida- la voz era la más dulce del mundo, Lucia había encendido la luz, no estaba en la habitación de Lucia, ni en su casa, estaba no podía estar ahí
-¿Que hacemos aquí?- trato de levantarse pero los amarres se lo impidieron- ¿Qué es esto?
-Pues aquí vamos a vivir amor, de aquí no vas a salir- se sentó con la bandeja de comida en su regazo- ahora come ¿no que tienes hambre?- le llevo la cuchara a la boca, Pablo movió la cabeza a un lado
-No juegues Lucia, ya suéltame y déjame ir- Lucia insistió en darle de comer- Lucia suéltame