Ra🍆| Emiliano Santorini
Salí de aquel cuarto de hospital con un genio de los mil demonios. Los deseos de obligar a Ginna a escucharme los contuve. No era el momento, ni el lugar. Pero estaba deseando descargar mi ira en algún sitio.
Conduje a casa a una velocidad endiabladamente rápida, y justo antes de llegar me detuvo un oficial, regalándome una encantadora multa de tránsito para apremiar aún más mi ya volátil y explosivo estado de ánimo.
Al entrar a casa, descubrí que Amelie y mi tía estaban allí , para agregar este hecho a mi desgracia. No deseaba ver a nadie. No quería que nadie me molestara, que me hablara...