Ginna Renaux
Me he quedado absolutamente sin habla. No puedo gesticular palabra alguna. Alicia me habré los ojos como platos para que reaccione y salude correctamente a Emiliano Santorini y a su tía.
La sonrisa de Emi ante mi sorpresa hace que su cara sea un poema, y yo solo puedo imaginármelo sosteniendo la almohada como lo he visto mil veces desde ayer en mi galería.
Pareciera que es otro hombre enfundado en ese traje a la medida que marca el pecho y la espaldas perfectos. No se parece al coqueto salvaje que tengo semidesnudo posando para mi en tres fotos que tengo marcadas con la estrellas de favoritas.