Helios le pellizcó la mejilla: "No eres vieja, eres una mujer madura".
Independientemente de su aspecto o temperamento, Barbara no parecía en absoluto una joven inocente. Siempre tuvo un encanto maduro y elegante, y sus rasgos faciales se veían muy regios, además de muy reconocibles. Las celebridades que tenían este aspecto en la industria del entretenimiento solían optar por personajes soberbios o de carácter y estilo sensual.
En cuanto a Michelle, solo tenía 20 años, era joven y tenía un estilo pulcro, joven y enérgico. Sin embargo, en el mundo del espectáculo abundaban las actrices con este tipo de estilo.
Aun así, a Barbara pareció importarle mucho y giró la cara. "Madura también se considera vieja en mi diccionario".
Helios la rodeó con sus brazos.
Barbara se quedó atónita y se giró para mirarlo sorprendida.
Por otro lado, Helios sonrió y le dijo con voz ronca. “Pero me gusta, y eso es lo que importa".
Barbara se sobresaltó de nuevo. Se sintió conmovida, parecía como si se