"¡No! ¡No entres!”, gritó Maisie nerviosa.
La sonrisa en el rostro de Nolan se profundizó.
Después de un rato, la puerta se abrió. Maisie se había puesto el traje y salió con vergüenza del vestidor.
“Estoy segura de que lo hiciste a propósito. Mira este disfraz…”.
El vestido era corto y el dobladillo de encaje era esponjoso. El cuello en forma de W era profundo, lo que dejaba su piel blanca al aire. El talle del vestido estaba diseñado para acentuar su diminuta cintura, y junto con el par de medias negras que envolvían sus piernas como un guante, tenía un aspecto extremadamente encantador y sensual.
Al principio, Nolan solo quería verla vestida de sirvienta. No esperaba que le quedara tan bien.
Además de eso, la expresión avergonzada y nerviosa de su rostro la hacía parecer un cordero que iba a ser sacrificado.
La nuez de Adán le subió y bajó por la garganta, y su mirada se llenó de deseo.
Maisie podía ver lo que él pensaba a través de su mirada. Justo cuando estaba a punto de