Cuando entraron en la sala, Yorick también estaba allí. Estaba sentado en una silla, y los guardaespaldas que tenía detrás le habían puesto las manos sobre los hombros, lo cual le hacía imposible escapar.
La señora Vanderbilt se quedó atónita cuando introdujeron a Cindy en la sala. Cuando Cindy se arrodilló en el suelo, preguntó: "¿Quién es...?".
Antes de que pudiera terminar su pregunta, Saydie intervino e dijo inexpresivamente: “Ella es la Cindy de la que habla su nieto. De todos modos, ella misma le explicará todo”.
"¿Cindy?".
La señora Vanderbilt giró la cabeza y volvió a mirar a la mujer. Cindy se arrastró hasta la cama y gritó en voz alta: "Lo siento, señora Vanderbilt. Por favor, perdóneme. No debería haber engañado a Hector. ¿Puede por favor pedirles que me dejen ir?".
Fue entonces cuando la señora Vanderbilt se dio cuenta de que la mujer que tenía delante era a quien Hector le había dado el dinero. Al instante se enfureció y la apartó de un empujón. "¿Aún tienes el descar