Nolan respondió con indiferencia: “Sí, no es necesario que me quede en el hospital”. Luego fijó su mirada en Quincy. “Consígueme un boleto para ir a casa pasado mañana”.
Quincy se quedó perplejo. “Pero tu cuerpo…”.
“Conozco mi estado”. Nolan había tomado una decisión.
Quincy miró con aire de culpabilidad a Titus, quien sacudió los brazos y dijo: “Él puede irse si quiere. Yo ya no tengo nada que decir en esto”. Agitó los brazos con rabia y se fue.
Maisie se mordió el labio y caminó hacia Nolan. “Deberías hacerle caso al abuelo. No pasa nada si vuelves unos días después”.
Era un vuelo largo. ¿Qué harían si se le abría la herida a mitad de camino?
Nolan le dirigió una mirada fría, con los labios fuertemente apretados. A Maisie le recorrió un escalofrío por un instante porque no estaba acostumbrada a esto. “¿Nolan?”.
“Tengo que volver”. Él se levantó sin dar explicaciones y fue a buscar su ropa. Cuando se quitó la bata, Maisie pudo ver claramente el vendaje de su espalda. Además de