Quincy volvió a ponerse sus gafas.

A Saydie siempre le pareció muy incómodo que él usara gafas. Le parecía que no era agradable a la vista, así que estiró la mano, con la intención de quitárselas nuevamente de la cara.

"Para. La Señora Goldmann está aquí”. Quincy esquivó su mano.

Ella explicó sin rodeos: "Te ves aún más feo con gafas".

Quincy se quedó atónito mientras Maisie se empezaba a reír.

Ella se acercó a Saydie y le dio una palmada en el hombro. "Saydie, no sigas acosando a Quincy solo porque crees que es un debilucho. Si lo molestaras hasta volverlo loco, perdería su trabajo como el cerebro de Oro Negro”.

Saydie asintió. "Sí, Señora".

Quincy se quedó sin palabras.

Maisie se retiró de Oro Negro con Saydie y se subió al coche. Su mirada se posó en Saydie mientras estaban en el coche y le preguntó significativamente: "Saydie, ¿realmente odias tanto a Quincy?".

Saydie hizo una pequeña pausa, se lo pensó un rato y contestó: "No".

Maisie se apoyó la frente en su mano y miró