Entré a casa un poco cansada y frustada por el día de hoy. Estaba trabajando de cajera en una floristería del centro. Mi jefe era alguien pasivo y tranquilo. Era fácil y tranquilo. Pero, días como hoy no lo eran.
— ¿Tienen polen? — pregunto por quinta vez la señora.
— No lo sé. — respondí amablemente, estaba llegando a mi límite.
Me estaba hartando.
— ¡Cómo no vas a saber si trabajas aquí! — grito.
— Le dije que no sé, señora. Soy nueva — respondí. — ¿Va a llevar o no los girasoles?
— ¿Tienen polen? — pregunto de nuevo.
Suspiré
— No, no sé si tienen o no polen señora. ¿Las va a llevar o no? — dije, en tono de exasperación.
— Si, ni modo. Las necesito. — me entrego el dinero, lo coloqué en la caja. Saqué la factura, forre las flores y se les entregu