Puedo sentir como con sus dedos abre mis pliegues, dejándome completamente expuesta, luego su lengua empieza a recorrer cada centímetro de mí.
Mis gemidos son cada vez más fuertes e intensos, mi mano derecha se posa sobre su cabella y tiro de su cabello levemente, con mi otra mano juego con uno de mis senos.
—Hades, Hades… más, más—
Aumenta su intensidad y siento como mis piernas empiezan a flaquear, siento que voy a desfallecer de placer.
—Hades… si… si—
Tiro de su cabello con algo más de fuerza, puedo sentir como mi orgasmo está a punto de llegar y él lo sabe, así que se pone a jugar conmigo, torturándome para que no llegue tan rápido.
—Hades, por favor…— Le ruego de forma suplicante y sumisa.
No se siente satisfecho por lo que le digo así que decide atormentarme por un rato más. Yo no paro de rogarle y cuando por fin se apiada de mí, hace que me corra de una forma espectacular.
—¡Hades! — Grito su nombre con deleite y gozo.
Se levanta y ahora soy yo la que se arrodilla para meter s