Capitulo V

Voy abriendo mis ojos poco a poco, estoy cansada, tanto como si hubiera corrido un maratón.

¡Alto!

Miro a mi alrededor y esta no es mi habitación.

¿De nuevo estoy en el hospital?

No.

Iba camino a mi casa. No, eso no.

¿Fuí al parque?.. ¡Si! En mi cabeza se reviven como imágenes todo lo que hace ¿Minutos?... ¿Horas?... No sé. ¿Cuánto tiempo he estado aquí?

Reconozco esta habitación, estoy de nuevo en el hospital. Ya recuerdo... ¿Me ha traído el?

Necesito agua, veo alrededor con más atención y encuentro lo que necesito, estiro mi brazo por el vaso que está en la mesita a un lado de la cama cuando oigo que alguien se acerca. ¿Será él?

— Oh gracias a Dios y a todos los santos juntos hija ¡Estás bien!

Cielos, es mi madre quien entra por la puerta, eso significa que...

— Chicos, vengan ¡Ya despertó!

Oh no, no, no, no, no... Mi madre tiene sus ojitos aguarapados. Odio ver a mi madre así de angustiada por mi, como detesto que esto se repita.

Solo pasan unos segundos cuando escucho los pasos agigantados de mis hermanos que responden al llamado de mi madre. Soy la hermanita pequeña, todos me tratan como la indefensa y delicada niña de la familia que deben proteger... Si tan solo pudieran entender que no soy tan delicada como piensan todo sería mejor. Claro, el estar de nuevo internada acá no es el mejor ejemplo de mi fuerza. Cómo quisiera no hacerlos pasar por esto nunca más. Yo los amo con todo mi corazón pero exageran al protegerme cada vez que me internan.

Primero entran los gemelos Christian y Christopher, son unos grandulones comparados conmigo, me da pena admitirlo pero soy la mas pequeña de toda mi familia, todos son corpulentos, yo resalto en nuestras salidas familiares y no de buena manera, sino porque entre todos ellos me pierdo por mi delgadez.

Recuerdo que cuando estábamos pequeños ellos mismo se burlaban de mí, incluso decían que era adoptada por nuestras diferencias... Ahora eso me da gracia y de hecho lo suelo utilizarlo cuando hay algún gracioso que quiera compararnos, sin duda cambiaron cuando se enteraron del porque no crecía como ellos, ahora son ellos los que se molestan cuando digo que soy la adoptada de la familia.

Sonrió involuntariamente cuando entran a la habitación, aunque parecieran que hacen las mil y una, la verdad es que son buenos muchachos, pese a que puedan engañar a muchos con su honda de chicos malos por sus personalidades... Ellos son tres años mayores que yo y su piel más bronceada que la mía, sus cabellos son castaño oscuro y liso. Son idénticos salvo por su manera de vestir, los dos siempre van bien arreglados. Christian, el chef de la familia, anda con su chaqueta negra de cuero sintético, una camisa blanca y jeans oscuros.

Christopher, por el contrario, tiene puesto unos tejanos y un suéter azul, pero claro como entrenador profesional que es, su estilo es más jovial, más deportivo.

Cada uno se pone a un lado de la cama y es como tener un espejo porque los ves dobles, por suerte como su hermana y 23 años de experiencia me han ayudado a diferenciarlos, digo, a parte de como van vestidos...

— Enana nos diste un buen susto. — Ese es Christian mirándome — Te llamamos más de tres veces y no contestabas.

— Para las próximas consultas no volverás a ir sola, que te quede claro — Suelta Christopher, el más serio de los dos — Papá, mamá o alguno de nosotros iremos contigo.

— Paren ya chicos — Les respondo yo con una medio sonrisa — Esto no es nada.

— ¿Nada? Te parece que esto no es nada Ámbar. — Me espeta Connor entrando por la puerta, es el mayor de todos, tiene 30 años y es el abogado de la familia. Además de tener un carácter del demonio, es fuerte y sobre todo protector.

Mi mamá me dijo una vez que cuando tenía 17 años era de lo más buscapleitos del mundo. Cómo se involucraba en problemas, peleas que aunque él no salía golpeado, sus enemigos siempre lo encaraban en busca de venganza y con más contrincantes cada vez.

Gracias a como dice mi mamá "A Dios y todos los santos juntos" dejó esa vida. Claro está, que eso fué cuándo a mi me empezaron a tratar con mayor agresividad mi insuficiencia cardíaca, en ese entonces mi mamá se quedó a cargo de mí, dejó el trabajo y ya que mi papá era el único que trabajaba, el dinero no alcanzaba por lo costoso de mi tratamiento. Mi hermano tuvo que empezar a trabajar desde esa edad para ayudarnos, mientras los gemelos estudiaban. Pero ahora gracias a su empeño y dedicación él es el abogado respetable que es hoy en día.

— Ámbar a todos nos diste un buen susto, salí corriendo del buffet cuando mamá me llamó. No te imaginas lo preocupada que estaba. — Su expresión poco a poco fue pasando del regaño a la frustración apaciguando su genio cuando veía que lo miraba con mis ojos ya a punto de soltar las lágrimas que venía reteniendo.

— No angelito, no te pongas así. No llores... — Decía mientras se acercaba más a la cama, me tomó la mano y con ese gesto me hizo entender que quería transmitir su fuerza a mi.

— Caramba hijos míos, ¿Será que me dejarán algo de regaño para mí? — Dice mi padre tratando de relajar el ambiente. — Todo lo que le tenía que decir a su hermana, ya se me han adelantado. Pareciera que los padres son ustedes y no su mamá y yo. — Concluye el con unos ojos preocupados pero que van tornándose en alivio al ver que estoy bien.

— Hija estoy de acuerdo con tus hermanos, sin embargo, voy a agregar otra cosa. Cuándo llegamos nos informaron que sufriste otro ataque, pero lo que quiero saber es ¿Que fué lo que provocó ese ataque?

Toc Toc ... Tres segundos después entra la enfermera.

Fiush...

Mi resoplido no pasó desapercibido por mi padre que aún esperaba mi respuesta desde el fondo de la habitación.

— Vaya, señores hay muchas personas en la habitación. Solo deben estar como máximo dos personas aquí, así que por favor. — Haciendo unas señas hacia la puerta para que tres de las cinco personas que están aquí salieran. Y como era de suponerse, ninguno se movió.

— Si claro señorita, entendemos. — Dice Christopher.

— Pero de aquí no nos movemos hasta saber el estado de mi hermana. — Completa Christian.

La enfermera ve a todos lados como si así confirmara lo que acababan de decir los gemelos deteniendo su mirada unos segundos más en mi hermano Connor, quien al notarlo negó con su cabeza, como diciendo "De aquí no me sacan"

Mis padres como los conocen, saben que sacarlos de aquí sin saber lo que me pasa es imposible. Amo a mis hermanos, pero es precisamente esa actitud tan sobreprotectora conmigo la que me hace dudar si contarles la verdad o decir una mentirita piadosa.

Entre la primera opción y la segunda... Me voy por la segunda.

La enfermera ya impaciente por la negativa de los presentes nos indica. — Muy bien, el doctor vendrá en un momento, les explicará lo que se le aplicó a la paciente — Y dirigiendo su mirada a mí comentó — Entendemos su situación tan delicada señora ya su esposo nos explicó.

Al escucharlo todos voltearon a ver a mi padre, éste que también se mostraba tan sorprendido como los demás decidió preguntar.

— Disculpe enfermera, creí haberla escuchado decir que el esposo hablo con usted. Pero debe estar confundida, debió haber dicho padre y de igual forma yo no he hablado con usted.

«¡Oh por dios! No Diosito. No, esto no es lo que creo que es...» ¿Será posible? ¿Él llegó? ¿Él por fin está aquí?

La enfermera no sabía ni dónde mirar, estaba desconcertada al escuchar a mi padre.

— No señor, es que yo no me refería a usted.

No te hagas falsas ilusiones Ámbar, eso es imposible, el no sabe donde podría estar. Debe estar equivocada. Pero, entonces ¿A quién se refiere?

Ohh

«No Dios... Haz que hable. Que me salga una palabra de la boca, cualquier palabra por favor...»

— Me refería al esposo de la paciente, el papá del bebé. — aclaró la enfermera, mirándolo como si estuviera fuera de lugar.

Un "Ohh" interno se escuchó en toda la habitación. No pude mirar a nadie, cerré mis ojos deseando que esto fuera una pesadilla. No quería que se enteraran así. No, definitivamente no querían que se enteraran así. No por otra persona. No aquí.

Para completar la escena, justo en ese momento, va entrando Jesús y con él, la poca luz de esperanza que tenía de volver a verlo se apagó al ver que quien entraba con Jesús era Jean Pierre a la habitación. La enfermera al ver al doctor en el lugar decidió retirarse y un completo silencio tomó lugar allí, no puedo decir cuánto tiempo estuvimos así. Todas las miradas estaban dirigidas a aquel extraño que acompañaba a Jesús.

Ninguno decía nada pero al mirar a cada uno note que todos tenían la misma intuición.

— Ámbar, me alegro de que ya estés despierta. Estaba hablando con Jean Pierre — comenta señalando a este último — Y me dice que.

— Perdón, pero ¿QUÉ DIABLOS ESTÁ PASANDO AQUÍ? — ese fue Connor fulminando con su mirada a Jean Pierre.

— Jesús, ¿Quién es el señor? — le pregunta mi confundido padre a su amigo.

Jean Pierre al entrar escaneaba los rostros de los que estaban presentes allí, algo que reconocí como paz se apoderó de él cuando nuestras miradas chocaron dedicándome una bella sonrisa. Que va, si dijera que no me sentí bien sabiendo que el estaba aquí me estaría mintiendo a mi misma. Pero ¿Qué hace el aqui? No tiene ningún motivo para estar.

Que montaña rusa de emociones me provoca su sola presencia.

— Carlos, él es el señor

— Jean Pierre De Lucca — se adelanta este último avanzando hasta estar cerca de mi padre extendiendo su mano — Gusto en conocerlo.

Mi padre por pura cordialidad responde a su saludo. Mis hermanos por otra parte, se muestran recelosos y mi madre que estaba al lado de mi hermano Connor empieza a abrir la boca, pero inmediatamente la cierra cuando Jean Pierre empieza a hablar de nuevo.

— Señor Carlos, ni Ámbar ni yo queríamos que usted y el resto de la familia se enteraran de este modo.

La cara de mi papá va de la confusión al nerviosismo y más que todo tensión. Veo a los gemelos y tienen su mirada fija en Jean Pierre, Connor es igual, toda su atención está en la conversación que Jean Pierre mantiene con mi padre y la mía vuelve a ellos cuando escucho mi nombre.

— Disculpe la manera tan abrupta de presentarme, sin embargo, hoy estoy aquí por que tengo que decirle algo muy importante. — Mi madre contemplaba aquella escena tratando de descifrar lo que este tenía que decir, Jean Pierre no tenía cara de médico, así que seguro que trataba de adivinar el motivo por el cual estuviera aquí.

— Ámbar y yo...

Oh cielos... En qué estás pensando Pierre.

— Vamos a tener un bebé.

Santa mier...

— ¿QUÉÉÉÉ?

El grito fue casi al unísono.

Las miradas pasaban de él a mí...

Es que jamás hubiera pensado que este hombre diría eso. No qué va, jamás en mi vida me imaginé que saldría embarazada y que un hombre que apenas acabo de conocer se presentaría a mi padre a decir semejantes cosas.

Estaba roja, no me veía pero sentía que iba a explotar en cualquier momento.

Todo pasó demasiado rápido, los gemelos abandonaron los lados de la cama, Christian empujo por el pecho a Jean Pierre haciendo que esté diera unos pasos atrás, esa faceta de Chris nunca la había visto, estaba furioso.

— ¡QUIÉN DIABLOS TE CREES PARA METERTE CON NUESTRA HERMANA!

Connor avanzó entre todos y agarró a papá alejándose de nuestro hermano.

Christopher trataba de frenarlo pero su gemelo estaba como poseído. Lo que más temía estaba pasando. No sabía cómo iban a reaccionar, pero no esperaba esto, desde luego que tampoco lo esperaba a él.

El doctor Jesús estaba perplejo con toda la situación, intercambiando unas miradas de disculpa con mi padre. Jean Pierre se recuperaba del empujón que le había dado mi hermano y yo cada vez me sentía peor, no me salían las palabras.

Jean Pierre me miró y no supe descifrar su mirada, en cuestión segundos estaba a mi lado, su reacción hizo que los demás también pudieran voltear a verme, mi madre fué la siguiente en acercarse, veía que estaba moviendo sus labios, creo que me estaba hablando pero no escucho nada. Mi papá se acercaba, el doctor estaba haciendo unas señas en la puerta no identificaba qué... Mi vista se estaba poniendo borrosa.

Mis párpados se sentían pesados, alguien agarró mi mano, sentía como se aferraba a ella con toda su fuerza hasta que ya no la sentí más.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP