Cristian estaba preocupado por mi salud, nunca me había visto colapsar, y él sabía que aparentemente, yo era un hombre que vivía la noche y que a pesar de tener “familia” era un tipo que no sabía en donde estaba parado en la vida y que lo que dije con respecto de Sol, era una verdad absoluta.
Me debo haber puesto pálido, porque mi amigo se acercó y comenzó a revisarme los signos vitales y toda la rutina que desde anoche está haciendo.
-Morena, no sé qué te hizo cambiar de opinión, pero dejá de comprometer la salud de Ema.
Fue firme en sus palabras.
-Me equivoqué al creer en vos y defenderte.
Me dijo.
A Cristian no le contestó y salió de la habitación sin contestarle.
-Perdón, hermano, discutiste con tu novia por mi culpa.
-No te preocupes, desde anoche hasta ahora no cambió nada, mejor dicho, ella cambió de opinión y no sé qué pasó, se quiso quedar y me encantó, pero puede ser que dormir mal la haya puesto de mal humor, pero los médicos estamos acostumbrados a pasar muchas horas sin