Por Solange
Miré la hora y aún faltaban 10 minutos para que termine la clase de básquet.
-Nena, no sé por qué estás tan enojada con él, pero te aconsejo que lo perdones.
Dijo una señora acercándose a mí, tendría unos 40 años y era la madre de uno de los niños que iba a la clase con Dante.
- ¿Qué?
Le pregunté casi de mala manera, porque me pareció un atrevimiento de su parte.
-Linda, perdoname por meterme, pero Ema está loco por vos, ese hombre te ama.
La miré aturdida.
- ¿Lo conoce?
-Lo conozco, de acá, del gimnasio, y te digo que tiene a muchas mujeres muertas por él.
Con esas palabras no me dijo nada nuevo.
-Salió con Andrea y con Alicia, son las madres que están allá.
Señaló disimuladamente hacia dos sectores distintos.
-Claro que con Andrea se vieron dos veces y con Alicia una sola vez, y ni se acercó a sus hijos.
Eran las dos mujeres que parecían más jóvenes, aunque ambas estaban cerca de los 30 y eran bastante llamativas.
No quiero entrar en el chismerío de esta mujer.
-Señora…