Capítulo 5.
Bastián Christopoulos camina firmemente hacia su oficina con los puños y la mandíbula apretada. No es un hombre de paciencia y menos cuando se trata de peleas de gatas sin embargo su interés falla a favor de Amelia quien camina detrás de él y de la rubia que es más antigua que ella no solo en la academia sino en la empresa.
Abre la puerta y la sostiene para que ingresen ambas y cierra de nuevo. Inspira ruidosamente ante la decisión que se dispone a tomar en este momento.
— Srta. Sarantos está usted suspendida de su empleo en la empresa y deberá abandonar de inmediato la academia – el jadeo de Belice llena la oficina por completo.
— ¿Pero, qué? – grita sin tomar en cuenta la falta que comete al hacerlo — ¿y ella? ¿Me golpeó y tú me despides?
Bastián no se inmuta. La mira directo a los ojos y niega.
— Es mi empresa y se va, no quiero que ocupe un puesto el cual ni siquiera es de su interés – espeta aunque en voz baja — Ahora… salga de mi oficina y es más una orden que una petic