95. CONTINUACIÓN
Elvira se sentó en el sofá, abrumada por la información que estaba recibiendo. No sabía en quién confiar ni qué hacer para proteger a su hijo. Ahora mismo sentía que le había traído una desgracia a la vida de César y era algo que no se perdonaba.
—No sé cuáles son sus verdaderas intenciones, señora Elvira —siguió hablando Fenicio adivinando lo que ella estaba pensando—. Pero algo no encaja en toda esta situación. Desde el principio, tuve mis sospechas sobre Teresa. Parecía demasiado interesada en acercarse a César, y ahora estos ataques apuntan directamente a ella. A mi ver, querían coger a Sofía o eliminarla y todo después que dijeron que estaban casados.
—Fenicio, sigue investigando. Descubre todo lo que puedas, no me perdonaría que por mi culpa les pase algo a ellos —ordenó la señora Elvira ahora preocupada.
—No se preocupe, sabe que lo hago —le recordó Fenicio. — Usted tranquila y deje de andar por el mundo sola, hace mi trabajo muy difícil.
—No me marcharé nunca más del lado d