35. CONTINUACIÓN
Mía se detuvo en seco. El grito de Delia resonó en el silencio del apartamento. La amenaza era clara y el miedo se apoderó de Mía. Sabía que Delia era capaz de hacer cualquier cosa para conseguir lo que quería, pero nunca imaginó que llegaría a amenazar a su propia madre. Con el rostro pálido por la sorpresa y el miedo, se giró lentamente para enfrentar a Delia.
—Delia, no puedes... no puedes amenazar a mamá de esa manera —dijo con voz temblorosa—. Estoy haciendo todo lo que me pides. ¿Qué más quieres?
Delia se levantó del sofá y caminó hacia Mía, con una expresión dura y burlona. No le importaba lo que su media hermana dijera; lo único que realmente la concernía era regresar con César López. Y ahora, su media hermana era clave para obtener información sobre las actividades del señor César López en la empresa. Tenía que ayudarla a recuperar su estatus como esposa oficial y volver a disfrutar de una vida llena de lujos.
—No tengo ninguna intención de hacerle daño a tu mamá, Mía —di