Ahora entendía el cambio en el vendedor de flores que había notado Bee, cuando le señaló eso y que él no había visto la diferencia. Pero aún quedaba por resolver muchas cosas

—Entonces, ¿tú eras el que trabajaba en la empresa contraria como dijiste? —preguntó Fenicio, mirando ahora al segundo Javier.

El segundo Javier parecía incómodo y evitaba el contacto visual mientras respondía.

—Es cierto que trabajé para la empresa contraria durante un tiempo, como dije. Pensé que iba a poder utilizar su tecnología para infiltrarme en esta empresa y adueñarme de lo que es mío, ¡todo! —dijo con una ambición desmedida y feroz—. Pero…, César es un genio, y me di cuenta de que no iba a obtener de él lo que necesitaba por ese medio y decidí ser más agresivo, infiltrarme aquí y obtener lo que por derecho me corresponde.

—¿Fuiste tú el que engañó a la señora Imelda y le vendió todos esos floreros con cámaras que están distribuidos por la empresa? —preguntó frunciendo el ceño.

Fenicio comenzó a