186. CONTINUACIÓN
César hundió su cabeza en el hombro de su esposa, soltando un suspiro de alivio. Tenía razón, su hijo estaba con ellos, a salvo y rodeado de amor. Había tiempo para preocuparse por otras cosas más adelante.
—Quédate con él, ya vengo —dijo levantándose.
Después de besar a Sofía, se alejó para tomar un baño rápido. Al salir, sonrió al verla abrazando al pequeño Javier, sintiendo una oleada de amor. Apagó la luz y se acostó al otro lado de la cama, cruzando su brazo sobre los dos. Mañana sería otro día, pensó para sí mismo.
Añoraba los días en los que ir a trabajar era su única preocupación antes de cerrar los ojos. Pero ahora, con su familia a su lado, sabía que tenía un propósito mayor. Con esa tranquilidad en su corazón, se dejó llevar por el sueño, confiando en que el mañana sería mejor. Sin saber, que en ese mismo momento, las alarmas de seguridad alrededor de la casa se activaron debido a la presencia de varios desconocidos.
Fenicio, en ese momento besaba a Mía jugueton