Catalina Abrego
-Demian no era necesario que vinieras por mí a recogerme, entonces qué sentido tiene que me contrataran escoltas - Mi esposito pone mala cara ante mis palabras ya me lo esperaba es tan difícil estar en armonía.
-Catalina, hasta cuando dejaras de ser necia si yo quiero pasar por ti no puedes evitarlo eres mi esposa.
¡Cómo no recordarlo si me lo recuerda cada vez que tiene oportunidad!
-Lo se siempre me recuerdas que soy tu esposa a la menor provocación –Digo con molestia clara en mi voz.
-Entonces si ya sabes que lo eres porque me haces repetirlo para recordártelo.
¡Este hombre es insufrible en serio! Menudo problema me metí cuando me case y ahora pretendo hacerlo nuevamente.
¡Pero bajo protesta desde luego!
-Ya amor dejemos de discutir por tonterías solo permíteme cuidar de ti por favor –Me atrae a sus brazos para besar mis labios –No, tienes una idea cuanto te deseo.
Continua besándome por un tiempo hasta que comenzamos a jadear por falta de aire en nuestros