•Sara•

Escucho voces, están discutiendo, pero mis ojos pesan para abrirlos. Mi cuerpo también se siente muy pesado, abro mis párpados poco a poco y veo a tío Manuel, ese día al despertar después del golpe en la cabeza lo tenía al lado mío, mirándome fijamente con sus ojos marrones, salte a sus abrazos y llore como nunca, me sentí salvada, pero al notar qué no respondió mi abrazo y me aparto de golpe, me devastó él fue a quien Zac, le gritó. Mi propio tío, es cómplice de Zac, ¿qué le he hecho? ¿Por qué me hace esto? En vez de salvarme, es mi verdugo. Le grité lo que más pude pidiéndole una explicación de por qué me hacía esto y, él, nada más respondió: <> Es igual de enfermo que Zac, pero a él lo ciega la ambición.

—¡Me debes ayudar, está enferma! — Zac le grita a Manuel.

—Cumplí lo que me pediste, te traje medicamentos y comida, agua. Me estoy arriesgando mucho por ti, y tu maldita loquera.

Zac comenzó a caminar de un lado a otro, tiene el arma en su mano, está muy pálido y sus ojos m