—¿Crees que todavía está vivo? —pregunté.
Noah permaneció en silencio, acariciando mi cabello para consolarme de las duras probabilidades. Luego se inclinó y depositó un ligero beso en mis labios. Mi boca hormigueó por su toque. Hambrienta de más, alcancé su cuello y lo atraje hacia mí en un beso