Por Tony
Estaba volviendo del puerto, por un pequeño problema con un container, totalmente solucionable, pero requería mi presencia, una firma, y perdí 6 horas, ya no tenía tiempo de volver a la oficina y para ver las obras de la fundación también era tarde.
En mi cabeza quedaron resonando las palabras de Cami, que veía mal a mi papá y decidí pasar por su casa.
Es verdad, la que lo acompaña siempre es Cami, nosotros nos desentendemos, no del todo, pero yo sé que ella lo cuida y mucho.
Javier no tiene idea de lo bien que le hace a mi papá la atención y el cuidado que recibe de Cami.
Cuando llegué, lo encontré recostado en el sillón de su estudio.
Casi no tenía pulso, llegó a decirme que llame a los chicos, mientras se tomaba el pecho y se desvanecía.
Llamé a la ambulancia, llegó en 5 minutos.
Mientras lo trasladaban, llamé a Camila, no me atendió, raro en ella.
Llamé a mi hermano, tampoco atendía, recién al tercer o cuarto intento atendió.
Le recalqué que mi padre nos quería a los tres