Capítulo 42
En el hospital, la gente iba y venía. Carlos, con su porte alto y apuesto, y su actitud sobresaliente, llamaba la atención incluso estando cubierto de sangre. Era imposible no atraer las miradas.

Yo siempre había pensado que Carlos era amable conmigo, siempre mostraba buenos modales, especialmente frente a los demás. Pero verlo tratarme así ahora, dejaba en claro que estaba furioso.

Sentía todas esas miradas curiosas sobre mí, y la sensación de haber perdido toda dignidad.

Para mí, la verdad y la justicia siempre habían sido importantes, pero la malinterpretación en los ojos de Carlos era demasiado evidente.

Si el mundo entero me acusara injustamente, su falta de confianza en mí sería lo que más me dolería.

Lo miré a los ojos y agarré su manga con firmeza, tratando de explicarle con sinceridad, esperando que pudiera sentir lo genuino de mis palabras.

—Carlos, esto no es culpa mía. Todo fue un accidente, no podía prever que alguien apareciera de repente para atacar.

—No im
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