¿Empezar de nuevo?
Qué propuesta tan tentadora y maravillosa.
Sonreí mientras mis dedos acariciaban suavemente las cejas y ojos de Carlos. Él, pensando que estaba feliz, me abrazó con fuerza por la cintura y me dio un beso apasionado en los labios. —¿Estás contenta?
Su rostro irradiaba confianza.
Era la expresión más hipócrita de alguien que está acostumbrado a controlar la situación desde una posición elevada.
—Sí.— Respondí con desdén.
Siempre he sido una persona que busca la verdad; me gusta aclarar las cosas y asegurarme de que todo esté claro.
Sin embargo, en ese momento, apreté mis labios y reprimí todos mis pensamientos, sin preguntar nada.
Él es bueno explicando las cosas.
¿No era suficiente que Sara viviera en su castillo? ¿También me quería a mí?
—Así de simple, esta felicidad está bien,— dijo.
—Recuerdo que cuando empezamos a salir, también dijiste algo así.
Él arqueó una ceja. —No lo recuerdo.
—Antes de casarnos, dijiste que una chica