Noemí, se sentía verdaderamente culpable. Pero a pesar de eso, día tras día, no había podido evitar ver a Francisco.
Cada vez que dejaban de entrenar, se dirigió a la parte de los probadores. Lo esperaba con ansias, el mismo también lo hacía.—Aquí estás —murmuró con una sonrisa tímida, y él la tomó de la barbilla para besarla.Se quedaron perdidos el uno con el otro, y en ese instante él dijo algo que la sorprendió.—Cuando todo esto termine... Nos iremos juntos.—¿Lo prometes..? —preguntó ella con entusiasmo. .—Lo prometo.Los dos no dejaron de verse en ningún momento. Noemí, después de dos semanas de estar engañando a su esposo, comenzaba a sentirse cada día más culpable.La culpa, no la dejó a dormir por las noches se levantaba en medio de la madrugada, viendo de reojo como su esposo aún dormía."¿Que estoy haciendo..? —pensó — Estoy loca".Se encontraba tomando una taza de té en me