Carolina y Richard estaban tomados de la mano, eran tan felices, Richard cargaba a su pequeño Albert, y veían a los novios frente al juez, era una boda sencilla, solo con los familiares y amigos más cercanos.
Richard y Carolina estaban tomados de la mano, mirando sus ojos con amor, ilusionados por el provenir, pronto firmaron las actas y el juez los declaró de nuevo, marido y mujer.
Un beso de amor selló su juramento
La fiesta comenzó en el jardín de la casa de campo, era un lugar hermoso, y fue donde comenzó la historia de ellos dos, luego de bailar, fueron a recibir las felicitaciones
—Quiero disculparme con ustedes, traté de separarlos, y no fue algo justo, me avergüenza mi comportamiento, y deseo que sean felices, de todo corazón.
Sarah sonrió ante las palabras de René, se dieron un largo abrazo, ahora René estaba con Lyra, pronto iban a casarse, se veían felices y enamorados.
Sarah pensó que por fin la vida tomaba su propio curso y era feliz por ellos también.
Carolina fue