—Así que eso fue lo que pasó, ahora todo cobra sentido —recordé el video que Alex me había mostrado—. Jackson... Yo...
¿Cómo le digo que también me gusta sin sonar desesperada? No quiero que se dé cuenta de lo mucho que me gusta y me vuelve loca.
Tomó mi mano y se acercó lentamente.
—No digas nada, por favor. Solo déjame besarte y lo sabré —acarició mi mejilla con delicadeza, y yo asentí cerrando los ojos, esperando por él.
.
.
.
Al día siguiente, desperté en la misma cama con sus manos apretando ligeramente mi cuerpo. Después de haber tenido sexo por segunda vez, ambos nos habíamos quedado profundamente dormidos.
Su aliento chocaba contra mi nuca, haciéndome cosquillas. Sonreí al verlo tan pacífico. Esto era una locura; ayer prácticamente nos confesamos después de peleas y malos momentos, al final terminamos gustándonos. Incluso así, no sabía exactamente qué éramos.
Se removió en la cama cuando me moví para levantarme. Abrió los ojos un poco y sonrió al verme.
—Buenos días, nena —el