Juan finalmente estalló, soltando un frío gruñido al no poder soportar el espectáculo que tenía delante.
Lorena y Elena estaban indefensas y tan alteradas que dejaron caer accidentalmente sus teléfonos al suelo, rompiendo las pantallas.
Ella miró furiosa a Juan.
Juan frunció el ceño y dijo: —Este tipo de vídeos vulgares en directo deberían haber sido prohibidos hace mucho tiempo, ¿no pueden ver algo de buen gusto?
Lorena puso los ojos en blanco y replicó: —¿Cómo que esto es vulgar? Está claro que están haciendo gimnasia radiofónica.
La voz de Juan estaba apagada por la exasperación: —¿Los bailes de gimnasia les hacen reír tanto? ¡Esto es claramente un vídeo de cebo cursi!
Lorena no quería discutir con él delante del público, así que murmuró: —Aunque sea cursi, no es asunto tuyo. ¡Solo pensamos que quedan bien!
Recorda que Juan era impotente y debía estar celoso.
Elena también se quejó: —Eso es, ¿no les gusta a los hombres mirar a esas señoritas guapas con medias negras? ¿Tú no