María se encariñó enseguida con el vestido y se moría de ganas de demostrarle su cariño.
María se apartó el pelo de las orejas y dijo amablemente: —Señora, eso no está bien. Lo compraré yo, ¿no le gusta también el otro?
Julia también quería comprar otra pieza para su hija Estela.
Sonrió y dijo: —En mi corazón, María, Estela y tú son iguales. Estela está en Canadá. Tengo suerte de tenerte conmigo durante este tiempo. Te lo daré como regalo de agradecimiento.
Julia trató de encontrar la manera de halagar a la familia López.
Por desgracia, Bella era muy arrogante y no estaba dispuesta a salir de compras con ella.
María era débil y no tenía muchos amigos, estaba bastante unida a Estela por lo que siempre trataba a su madre con respeto.
Julia entregó la tarjeta a la encargada, —Con tarjeta.
La encargada no la cogió inmediatamente, sino que sonrió con aprensión y torpeza mientras explicaba: —Lo siento, señora Serrano, señorita López. La dependienta ha cometido un error. Esta serie de