Capítulo 22

Era domingo y esa noche ya no había fiesta en casa de la Güera, así que tenía toda la tarde libre para hacer lo que yo quisiera, por primera vez en mi vida tenía tiempo y dinero para darme un pequeño gusto.

También era el día libre de Melo, así que decidimos pasar la mañana en la playa. Hacía mucho que no salíamos sin el remordimiento por gastar un dinero que no teníamos.

—Esta vez nos instalaremos en un club de playa, yo te invito la comida para que nos permitan usar los camastros y las sombrillas.

—¿Yo te invito? ¡Qué espléndida! Acepto, pero no te acostumbres a malgastar el dinero, recuerda que tienes que ahorrar lo más posible si es que quieres salirte de esa vida lo más pronto posible.

—Lo sé, no te tienes que convertir en la voz de mi conciencia, te aseguro que no voy a perder el piso con el diner

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