Engañando al italiano

Karoline se alejó de la habitación, volteaba constantemente para ver si aquel loco la seguía, cuando subió al elevador se sintió más tranquila, le dolía terriblemente la cabeza, pero el hambre que tenía era aún mayor.

Bajó al lobby del hotel, por donde pasaba, llamaba la atención.

No era muy alta, pero los tacones ayudaban con eso, sus rasgos eran delicados, su pequeña nariz bien formada le daba un aire sofisticado.

Unas cuantas pecas a la altura de sus pómulos atravesaban de un lado a otro por el puente de su nariz, sus ojos eran de un color azul tan intenso como el mar, su largo cabello rubio cenizo, era completamente lacio y le llegaba un poco más abajo de su cintura.

Un corto flequillo enmarcaba sus ojos, sus labios eran carnosos, simulaban un pequeño corazón.

Su cuerpo parecía esculpido por algún buen escultor, su busto era de buen tamaño, anchas caderas, estrecha cintura, un muy buen trasero y torneadas piernas hacían de ella toda una tentación.

Al salir del hotel, paró un taxi para poder regresar a su departamento. —Desde la ventana de la habitación, el italiano la observó subir al taxi y alejarse.

Poco después, el italiano decidió regresar a la mansión familiar, su abuela había viajado desde Italia para presionarlo, ya tenía una muy buena edad para sentar cabeza, ella tan solo repetía las mismas palabras que su abuelo utilizaba cuando se refería a él.

Salió de la ciudad para dirigirse a los límites, donde se encontraba la gran propiedad.

Era una impresionante mansión rodeada por enormes árboles, entró en el camino que lo llevaría hasta la mansión, en un claro en medio de aquella zona arbolada, la antigua casa llamaba la atención.

—Buen día, señor— Saludó el mayordomo mientras abría la puerta del auto para que bajara.

—Buen día, George .—El viejo mayordomo era realmente parte de la familia, había entrado a trabajar desde muy joven con su abuelo.

Al entrar a la mansión, se dirigió hacia el estudio, donde su abuela por lo general se encontraba.

Él nunca había entendido por qué sus abuelos habían decidido hacer de esa casa una réplica exacta de la mansión que tenían en Italia, incluso los muebles y la decoración eran iguales.

—Buongiorno Nonna. —La saludó para después darle un tierno beso en la frente.

—Buongiorno figlio—Desde la muerte de sus padres, su abuela lo llamaba hijo.

—Nonna, me he enamorado, he decidido casarme, no quiero esperar más para tenerla a mi lado. —Lo dijo rápidamente, no quería cuestionamientos sobre el asunto, el pobre iluso creía que Karoline había aceptado casarse realmente.

La abuela sonrió ampliamente al escuchar lo dicho por su nieto, era difícil ocultar la felicidad que sentía, era la noticia que deseaba escuchar desde hacía tiempo.

—Me da mucho gusto figlio, esta noticia no ha podido llegar en mejor día.

—¿Por qué lo dice Nonna?

—Esta noche se reunirá la familia, han insistido en venir a verme, así que he organizado una cena, lo he decidido esta mañana, estaba por llamarte para avisarte.

—Pues me dará mucho gusto anunciar mi compromiso.

—Será una gran boda, algo que se recuerde— La abuela estaba emocionada—¿Han puesto fecha?

—Sí, nos casaremos en dos meses..

La abuela se sorprendió enormemente.

—¿Por qué la prisa? ¿Acaso está embarazada?— Se emocionó aún más ante ese pensamiento.

—No, pero si nos amamos no tiene caso esperar, lo haremos de inmediato, creo que es el tiempo justo para hacer los preparativos necesarios.

—Habrá rumores sobre los motivos de una boda tan apresurada, pero si así lo quieres adelante, cuentas con mi apoyo. ¿Cuándo conoceré a la mujer que ha cautivado al incasable de mi nieto? —La abuela pensaba apoyarlo, no fuera que se arrepintiera de casarse.

—La conocerás en unos días. —Contestó muy seguro.

—Imagino que se preparará una boda religiosa.

—No abuela, será solo un matrimonio legal.

—De ningún modo, en esta familia hay cosas que se deben de respetar, hablaré con el sacerdote, él los tiene que casar, sin la bendición de Dios, tu matrimonio no será bien visto.

No le quedó de otra más que aceptar, su abuela podía ser muy pesada cuando se le llegaba a contrariar.

—En cuanto pueda  esa muchacha, deberá acudir a la boutique de novias de madame Soutie, así podrá pedir el mejor vestido, hay tiempo suficiente para que se lo arreglen.

La mujer se puso ese mismo día a hacer un sin fin de llamadas, intentaba que la boda de su nieto fuera digna de recordarse.

El Italiano se sentó a observarla, se resignó  a su suerte, estaba completamente en manos de su abuela y nada podía hacer ante eso.

Por la noche los invitados a la cena familiar habían llegado, varios de ellos radicaban en Italia, ellos eran la causa de que la abuela organizara esa cena improvisada, si hubiera planeado las cosas quizá no saldrían mejor de lo que estaban saliendo, con su familia ahí, podría anunciar su próxima boda.

Saludó a todos los asistentes, era una larga lista de primos, con la mayoría se llevaba bien, aunque como en toda familia, nunca faltan parientes incómodos.

—Familia, pongan atención por favor. —Dijo la abuela mientras golpeaba una copa con una cuchara para captar la atención.

Los asistentes callaron de inmediato, una orden de la abuela se respetaba.

—Hoy tengo el gusto de invitarlos a la boda de mi figlio. —Mientras lo decía sonrió ampliamente.

Todos se sorprendieron enormemente, hasta donde ellos sabían, ni novia tenía.

—Mamma, ¿Cuándo será la boda?

—En dos meses.

En la cara de todos se podía notar la sorpresa.

—¿Dos meses? Es demasiado apresurado, pero al menos tendrán el tiempo suficiente para hacer los preparativos.

—¿Cómo es que la invitación no la hemos recibido?

Todos tenían dudas, por lo que la habitación se llenó de preguntas.

—¡Basta!— La abuela golpeó la mesa fuertemente, es su vida y no tiene por qué dar explicaciones.

—Un miembro más en la familia, pues sea bienvenida—La joven levantó su copa para después tomar de ella.

—Gracias prima.

Minutos después cenaban en armonía, ya se habían adecuado a la tan inesperada noticia.

Un par de horas más tarde se despidieron de la abuela, uno a uno fueron saliendo.

—Difícil familia.

—Lo siento mucho figlio..

—No te preocupes Nonna, será mejor descansar, ha sido un día muy intenso.

—Así es, ten en cuenta que tendrás muy pocos días soltero.

Se retiraron a sus habitaciones, el italiano no pudo dormir en toda la noche, le hubiera gustado casarse con una mujer de la que estuviera enamorado, pero hasta ahora no la había encontrado, a todas les encontraba algún defecto, el principal es que eran ambiciosas, no podía quejarse, la mujer que sería su esposa, le gustaba realmente.

Por la mañana la abuela lo despertó, era muy temprano.

—¿Qué pasa Nonna?

—Arriba mio figlio, traerán tu traje de boda, aún tienen que ajustarlo.

—Aún falta algo de tiempo nonna, podré hacer eso más tarde. 

—De ningún modo, hay mucho que organizar, y no queremos que nos agarren las prisas ni que tu boda sea una boda cualquiera.

—Está bien nonna, bajare en un momento.

Se metió a bañar con desgano, no le quedaba duda de que su abuela si quería casarlo.

En otro lugar, Karo pensaba que quizás había sido broma de ese hombre. ¿Quién en su sano juicio querría casarse con una perfecta desconocida? Se preguntaba a cada rato.

En ese momento sonó su teléfono, pudo ver que era el italiano, observó la pantalla por un momento, después desvió la llamada, lo hizo así una y otra vez cada vez que el hombre marcaba.

El italiano se sintió desesperado, se dio cuenta de que aquella chica le había mentido, había confiado en ella y ahora no tenía manera de encontrarla, había abierto la boca antes de tiempo, si no conseguía una mujer para casarse, sería la burla de todos sus familiares.

Karoline por su parte se encontraba sentada en el sillón frente al televisor, ese día no trabajaba, así que pensaba relajarse, su supervisor le había enviado trabajo, ¿Pero es que acaso ni en fin de semana la dejaría relajarse?

Con toda la calma del mundo se dispuso a ver una película mientras comía golosinas, se sentía tranquila, el loco aquel tenía su número de teléfono, pero no tenía idea de dónde encontrarla, así que no debía preocuparse por él, estaba segura que jamás volvería a verlo.

Al otro día por la mañana, se levantó para darse un baño y después arreglarse para ir al trabajo, después de desayunar, salió de prisa hacia la parada del bus, por lo general siempre llegaba retardado, ese día no fue la excepción.

Karoline se dio cuenta de que sería imposible llegar temprano, llegó veinte minutos tarde, su jefe pidió que fuera de inmediato a su oficina.

—No puede estar llegando a esta hora señorita Carlson, aquí hay un horario que se debe respetar, para colmo aún no ha entregado el proyecto.

Karo iba a contestar, por mucho que fuera su jefe no tenía derecho a gritarle de esa manera, era la primera vez que llegaba tarde, siempre trataba de llegar antes que sus compañeros, en cuanto al proyecto, también era la primera vez que se retrasaba, iba a defenderse cuando de pronto escuchó una voz conocida, pensó que se la estaba imaginando, simplemente no era posible,  no podía ser él.

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