Hugo
Han pasado ya treinta días con sus respectivas noches y su cara con el desprecio absoluto diciéndome que me odia todavía me persigue en sueños.
No puedo evitar pensar en ella. Querer llamarla y pedirle que recapacite porque es demasiado fuerte lo que me contó. Conozco a Daniel y jamás ha demostrado una actitud hacia las mujeres como la que ella describió.
A veces me sorprendo preguntándome ¿Qué estará haciendo? ¿Pensará en mí? ¿Estará bien? ¿Habrá conocido a alguien? Y mi respuesta inmediata es querer matar a ese hombre inventado por mi mente con el que supuestamente es feliz ahora.
Tocan a la puerta y acto seguido veo a mi secretaria entrar en el despacho con un paquete entre las manos. Sin remitente. Sin sello. Muy raro.
-Es para usted señor -dice dejándolo sobre la mesa.
-¿De quién es?-pregunto levantándolo entre mis dedos para verlo mejor.