Dos días. Pasaron dos días y no he sido capaz de robarle a Derek. He tenido oportunidades, he analizado sus objetos personales, sus accesorios de vestir. Inclusive los míos. Me regaló muchas cosas. No notará si falta alguna. Y además, no sería robo si el objeto es mío. Y no habré traicionado a Derek.
Simplemente, cambiaría una de las bolsas de diseñador y pagaría las cuotas acumuladas.
Escondí una billetera carmesí de diseñador en mi bolso del trabajo.
Esta opción me traía paz. No traicionaba a Derek y las posibilidades que me descubrieran eran mínimas.
Derek me esperó abajo para irnos juntos.
―Derek, es muy sospechoso que un chófer venga a buscarme todos los días a la sucursal y me hable como si fuese su jefa ―Solté mientras manejaba.
―Eres su jefa ―señaló.
Evité discutir eso, porque lo primordial era conseguir tiempo para visitar una casa de cambio o entregárselo directamente a los prestamistas. Y no podría ir a ninguno de esos lugares con el chófer de Derek.
―Mis compañeros aún n