El funcionario civil había concluido la ceremonia nupcial con las tradicionales palabras:
‘Con el poder que me otorga la ley, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.’ En el fondo, se escuchó el aplauso y la algarabía de todos los presentes, felicitando a los recién casados.
Sin embargo, para Rosi, lo que debió haber sido el día más feliz se convirtió en una verdadera pesadilla.
Ver a su hija, el ser que más amaba en el mundo, casarse con el hombre del cual estaba profundamente enamorada y, además, esperando un hijo, le causó un dolor inmenso.
Galeano miró a su alrededor y cruzó su mirada con la de Rosi. Estaba realmente contrariado y confundido por todo lo que estaba sucediendo.
A pesar de la presión de sus padres y de la gente que esperaba que besara a su ahora esposa, se sentía incómodo con la presencia de Rosi. Nunca antes había besado a Alicia frente a ella, y hacerlo en ese momento, sabiendo el dolor que ella estaba experimentando, fue para él una verdadera prueb