•Narrador Omnisciente•
Maycol apretó los puños. Se sentía completamente un inútil. Cuando él debería estar más fuerte que nunca para proteger a quien amaba, se encontraba débil y lastimado.
Por su mente pasó, que sus acciones habían sido descuidadas.
Él resopló e intentó levantarse, apoyándose sobre la cama. Sin embargo, las fuerzas de las piernas otra vez le fallaron y cayó. De pronto, justamente en ese instante, entraba Milagros que, ni bien al ver su intento fallido, se acercó.
—¡Maycol! —gritó ella.
Maycol alzó la mirada y la vio a los ojos.
—¿Aún sigues aquí? —le dijo con un tono despreciable.
¿Por qué actuaba así? Pues el gran Maycol Bradwy, era solamente amigable con su familia, y con cercanos a conveniencia. No obstante, con el resto de las personas que no conocía era un tanto antipático.
Milagros intentó ayudarlo cogiéndolo del brazo, pero él le esquivó con mala gana.
—Déjame, si aún te