Los besos que Fabiola recibe la despiertan rápidamente, con una sonrisa.
—Feliz día de San Valentín —expresa Diego, besando su nariz por ultimo.
La pelinegra bosteza y lo abraza con fuerza, murmurando lo mismo en su pecho. Está emocionada por el día porque le tiene un regalo y además irán al cumpleaños de Danna.
—Pensé que me despertarías con rosas y chocolates —bromea ella.
El ojimiel acaricia sus hombros en su abrazo, riendo.
—De tenerte un regalo lo tengo.
Los ojos de Fabiola brillan.
—¡Yo también te tengo uno!
Ninguno de los dos puede con la felicidad que les hace sentir el hecho de que puedan darse estos regalos, sobretodo Diego, el cual todavía se siente intimidado, casi avergonzado, cuando ella le regala cualquier cosa.
Ambos se preparan para hacer el desayuno y entonces Fabiola es la primera en mostrar su regalo. Tiene algo en el puño y Diego ríe sin saber qué rayos esconde.
—¿Otro anillo pero sin salsa de ajo?
—¡No! —Ríe, y abre la mano, dejando ver un pequeño candado—. Es sol