¿Enfermedad?

Salió del baño y fue a buscar sus cosas ya no tenía ánimo de seguir ensayando se dio una ducha en su camerino y se fue de la agencia sin avisarle a su manager o a alguien, se colocó un cubrecocas, una gorra y lentes oscuros para ocultar su rostro y llegar al hospital a hacerse un chequeo, seguramente solo era el estrés de su próximo álbum.

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“¿Leucemia? Es broma ¿cierto?”

“Me encantaría que fuese una broma porque eres demasiado joven pero…”

El mundo de Cooper se había detenido por un instante, su corazón dolía demasiado como si lo pincharan con alfileres ¿ese era el karma que recibiría por todo lo malo que hizo? Apretó el resultado de sangre en sus manos con ese sentimiento de rabia y tristeza por tener una enfermedad tan dañina, cuando se calmó agradeció al doctor toda la información que le brindó para iniciar con la quimio y todo lo que incluía una buena dieta, descanso, etc.

Salió del hospital a eso de las 7 de la noche por todos los análisis que le habían hecho después de revisar el estudio sanguíneo, había caminado a su casa para despejar su mente y por supuesto al llegar era bastante tarde, como siempre al llegar lo primero que recibió fue un regaño de su madre por no avisar donde estaba.

“Cooper Somerset ¿tú te piensas que aquí es hotel o como? ¿Sabes la hora que es?”

Esa siempre era la pregunta, no ¿donde estabas? ¿Estás bien? No le importaba que su hijo más joven de 17 años estaba afuera en la calle sin el conocimiento de nadie. Siempre era la m*****a hora, como si eso fuera lo más importante del mundo.

“Lo siento, no me fijé”

“Es que ese es tu error, piensas que aquí nada pasa, aquí no puedes hacer lo que se te pegue la gana, a la próxima te dejo durmiendo afuera” amenazo Elena con una voz mordaz

Elena no mentía cuando amenazaba a Cooper, ya unas veces le había dejado dormir en la calle por haber llegado tarde incluso aunque fuera la culpa de algún factor externo, a veces se preguntaba si les importaba aunque sea un poco a sus padres porque en casa le trataban como un mueble más pero para el mundo ellos eran los padres más amorosos y perfectos.

“Entiendo… iré a dormir”

Dicho eso subió las escaleras al primer piso para ir a su habitación y recostarse en la cama, quería aprovechar para dormir un rato y olvidar lo que le habían dicho en el hospital, iría a otro lugar por una segunda opinión antes de decirle a sus padres aunque algo así tampoco les importaría, él nunca les había importado en realidad y Cooper lo sabía; solo lo querían porque proveía de todo el dinero para pagar la mejor mansión en el mejor vecindario, las extravagantes joyas de su madre y su hermana, la ropa de marca de sus hermanos e inumerables trajes Armani de los que presumía su padre en su trabajo.

Cuando todos se habían ido a dormir Cooper salió para buscar algo de comer en la penumbra de la noche. Después de tomar algunas cosas subió hasta el ático, el único lugar seguro donde podía ocultarse sin sentir que lo vigilaban y donde había pasado la mayor parte de su infancia cuando quería estar solo.

Su madre no era la mejor cocinera pero debía admitir que hacía su mejor intento en cada ocasión, comió la pasta todavía algo cruza y masticó un poco de pan con el atún en mayonesa del otro tuper. El ático tenía una pequeña ventana que daba a la calle principal, podía ver quien pasaba por su hogar, la luna y las estrellas para distraerse.

Al terminar de comer se levanto algo rápido al escuchar una puerta abriéndose pero por hacer eso casi tira una caja con cosas “delicadas” ahí dentro. Afortunadamente tenía reflejos de gato y logró evitar hacer ruido y causar una conmoción tan noche; sin embargo, cuando quiso salir escuchó la voz de su hermana, estaba hablando por el teléfono que estaba en el pasillo, maldijo para sí mismo.

No podía salir porque si ella lo veía en ese lugar le diría a sus padres y tendría muchos problemas, aún recordaba la última vez que entró ahí y sus padres se enteraron, le habían dado una “lección” y no se había podido sentar por una semana, aunque sus padres no lo habían golpeado directamente mandaron a una sirvienta para ejercer el “castigo” fue el peor momento de su vida, su trasero había quedado morado y adolorido y aunque lucía como un raro se había quedado de pie en todo momento y en el receso se recostaba en el pasto para evitar el dolor.

Con un suspiro de resignación tuvo que esperar a que su hermana terminara su llamada y se fuera de una buena vez por todas, al no saber qué hacer mientras tanto busco ente las cajas algun libro o algo para leer pero encontró algo mucho mejor.

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Al día siguiente 

Cooper amaneció con unas ojeras enormes al no haber dormido muy bien, tuvo que esperar tres malditas horas TRES para que su hermana terminara de hablar, no se quejo porque había encontrado información muy jugosa en el ático y ahora entendía algunas cosas y porque no querían que entrara en ese lugar.

Pero aún así no pudo dormir en toda la noche por la misma razón. Cómo un zombie se dio una ducha fría y se vistió con un shorth pequeño de color negro, unas medias de red debajo, sus botas negras y una ombliguera blanca, se colocó una chaqueta de cuero ceñida al cuerpo, se maquilló un poco y se acomodó su rubio cabello. Ya listo bajo a desayunar con su familia como si nada hubiera pasado, al terminar se lavo sus dientes y salió de la casa tomando una bolsa de mano con lo necesario.

Se subió a la camioneta de su manager Lina, una chica de cabello negro largo y ojos curiosamente lindos ya que tenían un ligero tono miel dorado y eso le hacía ver misteriosa y atractiva aunque solo era una empleada más para Cooper.

“Lina ¿que tengo para hoy?”

“Solo una sesión de fotos y dar autógrafos por la tarde”

“¿Tan poco?”

“Por supuesto, ayer desapareciste sin decir nada, el jefe Lucas estaba furioso, da gracias que pude conseguirte esas dos cosas.” Reclamó la chica con cierta molestia.

Aunque Lina trabajaba para el no tenía pelos en la lengua y no se dejaba intimidar por el, aunque a veces no le decía todo lo que en verdad quería decirle porque sabía que podía perder su trabajo tampoco era tan lamebotas para dejarse pisotear.

“Después de la sesión ¿puedes dejarme en un lugar?”

Lina abrió un poco sus ojos por la sorpresa ¿Cooper le estaba pidiendo algo y no exiguendole? La desconcertada chica parpadeó unos segundos antes de responder.

“Por supuesto, ¿a donde quieres que te lleve?”

“Te lo dire más tarde”

Continuará 

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