Capitulo 2

❄️Escapar para sobrevivir❄️

Casi de repente el silencio inundó la casa, mi hermana y yo estábamos abrazadas detrás de unas cajas de cartón del ático. Ya habíamos dejado de llorar pero estábamos asustadas.

- Tengo miedo...- Susurré rompiendo el silencio tan aterrador que se había producido entre ambas.

- Lose…estaremos bien …todo estará bien - Me dijo mi hermana tratando de calmarme, y creo que también tratando de calmarse a ella misma mientras acariciaba mi cabello.

Luego de un rato, que pareció eterno, escuchamos pasos afuera de la casa, mi corazón latía a mil por hora y podía sentir que en cualquier momento se saldría de mi pecho.

Me subí a unas cajas en silencio y me asomé por la pequeña ventana del ático.

"¿¡¡Qué rayos!!?" Pensé, pero por la impresión perdí el equilibrio y casi caigo de las cajas, sin embargo mi hermana me sostuvo justo a tiempo.

- ¿ Qué sucede? - Me susurró al notar mi miedo y me ayudó a bajar.

- Guardias ...- La miré sin ocultar mi miedo - Muchos...

- Mm..

El miedo creció, nos volvimos a abrazar y nos quedamos en silencio, rogando para que no nos encontraran, ni a nosotras ni a nuestro hermano...

En la mansión

- Prepara todo de inmediato - Dijo Ulfred tomando un sorbo de la copa de vino que sostenía en sus manos y sin mirarlo a los ojos.

- Sí señor...- Dijo el amigo de mi padre, Amarok, Beta del Alfa, el cuál se retiró inmediatamente después de que recibió la orden de Ulfred.

Ulfred se encontraba perdido en sus pensamientos, el odio que crecía en sus ojos se notaba a simple vista, tanto que aterraba a quienes lo rodeaban.

Su hermano era el mayor, por lo que se había vuelto el Alfa de la manada primero que él. Se apoyaban y se querían mucho, eran inseparables, incluso él lo prefirió a él como su Gamma antes que a otros lobos de la manada, y ahora él...había muerto.

- Thss - Una mueca de rencor se asomaba en su rostro y sus colmillos se asomaron en la comisura de sus labios, apretó con fuerza la copa y la rompió en mil pedazos sin sufrir ningún daño en su mano - Te prometo hermano que vengare tu muerte, haré cualquier cosa que tenga a la mano, cualquier cosa..

- Tío...- Una pequeña voz se escuchó de repente, Ulfred miró hacia el origen de la voz y se encontró con unos pequeños ojos verdes que se asomaban en la puerta, tímidos ante lo que había presenciado.

- Ónix - Lo miró y extendió sus brazos con cariño - Ven mi pequeño.

El pequeño se acercó a él y lo abrazó, ambos guardaron silencio durante un momento, escuchando el alma del otro, ante el dolor de perder a un ser querido.

- Mi papi...- Dijo de pronto Ónix con su voz rota por la pérdida.

- Te cuidara desde el cielo - Respondió Ulfred de inmediato y acarició su cabello negro - Y yo te cuidare desde aquí, lo prometo.

- ¿Y mi mamá ? - Lo miró con lágrimas en los ojos.

- Ella también te cuidará - Le besó la frente demostrando todo su amor en el pequeño niño y continuó - Te entrenaré para que no permitas nunca que esto se repita, también lo prometo por ti.

- Si...- El pequeño Ónix seguía abrazado a él y a un pequeño oso de peluche que sostenía. Una pérdida duele, pero para él fueron como dos punzadas que atravesaron su corazón al mismo tiempo. Perdió a sus dos padres, el mismo día, y todo por protegerlo a él y a la manada - Tío..

- ¿Si ?.

- Es .. ¿ es mi culpa ? - Preguntó sollozando.

- No, no, jamás digas eso de nuevo - Lo tomó suave de la barbilla - Nada de esto es tu culpa, tus padres murieron protegiéndote y a todos, cumplieron con su deber.

El pequeño asintió y la habitación se volvió a sumir en el silencio, un silencio reconfortante que hizo que pronto el pequeño Ónix se quedara dormido en los brazos de su tío.

🪐En la casa

Nuestro miedo creció al escuchar un golpe fuerte en la puerta, luego dos, y al final el tercero, los cuales hicieron que esta se abriera de inmediato.

Podíamos sentir el olor de ellos...eran muchos guardias ¿ Por qué enviar tantos solo por unos niños? Ni que fuéramos poderosos, ni siquiera teníamos aún a nuestro lobo, y yo pensé que no podía haber alguien más loco e irracional que yo.

- Shh - Me calló mi hermana - Estás pensando en voz alta.

- ¿A si? - La miré.

- Si.

- Lo siento...hablo mucho cuando me pongo nerviosa.

- Lose...guarda silencio Sara.

Asentí y esperé, ya me estaba cansando de estar ahí escondida, quería salir, necesitaba aire, necesitaba saber que sucedía allá afuera.

- Ni se te ocurra - Susurró mi hermana, al parecer estaba pensando de nuevo en voz alta.

- Pero es que ...

- Nada, soy la mayor aquí debes hacer caso.

- No - crucé mis brazos.

- Sara no es momento para bromear - También se cruzó de brazos y me miró con severidad, tal como lo hacía mi hermano, tal vez lo aprendió de él.

- Mm bueno lo siento - Me resigne a guardar silencio, y a callar mis pensamientos, aunque sí es raro que manden tantos guardias para .....que silencio!!.

Pasos por toda la casa fue lo único que escuchamos, pensé que ya habían encontrado a mi hermano, y empecé a entrar en pánico.

Sin embargo no salí, ninguna de las dos lo hizo, nos quedamos quietas hasta que de un momento a otro...los pasos cesaron.

- ¿Mm? - Mi hermana estaba nerviosa, yo también, por lo que por nada del mundo salimos del lugar a pesar de que ya nos dolían los pies de tanto estar en la misma posición.

Una patada, un gemido y un gruñido, fue lo que escuchamos abajo después de un largo rato de silencio...en la habitación de nuestros padres, era algo parecido a una pelea en la habitación.

- ¡Hermano! - Dije sin pensar en las consecuencias y mi hermana me tapó de inmediato la boca.

- No puedes cerrar tu bocota - Me susurró, en su voz se notaba el miedo y la rabia, pero más el miedo de que me hubieran escuchado.

- Lo Siento...- No me quitó la mano de la boca, ambas mirábamos la puerta del ático por un pequeño agujero de la caja, estábamos temblando.

Ya no se escuchaba a mi hermano, y un vacío en nuestro estómago empezó a crecer. Sin embargo empezamos a llorar cuando escuchamos unos pasos dirigirse hacia el ático, teníamos mucho miedo.

La abracé, algo que casi nunca hago pero que está vez hacía parte de ambas, como si de alguna manera eso lograra protegernos, temblando cerramos nuestros ojos hasta que escuchamos la puerta abrirse…

Silencio absoluto, no nos atreviamos a abrir los ojos, hasta que el que fuera que abrió la puerta emprendió su marcha hacia nosotras "estamos perdidas" pensé, "llévame diosa Luna" rogué "no mentira, salvamos madre Luna" tenía miedo.

No me había percatado de que en un momento los pasos habían cesado, había alguien frente a nosotras reconocí su olor pero no me atreví a abrir los ojos, "ya habla o haz algo, lo que sea, tenemos miedo" dije en mi mente.

Escuché una risa...la reconocí..

- ¿Qué quieres que haga ? - Ambas abrimos los ojos de inmediato, nos sorprendió verlo, tanto que no podíamos creerlo, ni siquiera nos acordábamos de que ambas estábamos abrazadas - Mis hijas, mis cachorritas.

- ¿ Papi? - Dijimos al unísono.

- Jaja - Él sonrió y extendió sus brazos con amor - Vengan, salgan de ahí.

- Suéltame - Gritó mi hermana de repente al darse cuenta de que seguíamos abrazadas.

- No hazlo tú ..

- ¿ Ya pueden dejarse de payasadas ? - Dijo mi hermano y nos miró desde la entrada, su altura le permitía vernos con claridad revelando de inmediato que no estábamos en un buen escondite. Se encontraba recostado contra el marco de la puerta y estaba cruzado de brazos - Debemos irnos, rápido.

- Hermano..papi - Me solté de mi hermana y abracé a papá en cuanto salí de nuestro escondite, solloce.

- Shh - Me abrazó y acarició mi cabello con ternura - Ya están a salvo.

- ¿Qué pasó con los guardias ? - Preguntó mi hermana sin moverse del lugar en donde estábamos, nunca le gustaron los abrazos, supuestamente - Cállate hermana aún escucho tu mente.

- Jajaja.

- Ja pues, ya no están - Mi padre me cargó y se dirigió hacia la puerta - Cierren los ojos, debemos irnos antes de que vengan más subordinados - Tomó a mi hermana de la mano en cuanto salió del escondite y bajamos todos del ático.

Caminamos hacia la salida, sentía un olor metálico muy fuerte pero no le presté mucha atención, sin embargo mi curiosidad pudo más conmigo y abrí uno de mis ojos...cómo me arrepiento de haberlo hecho.

El lugar se encontraba repleto de sangre tanto en el suelo como por las paredes, y podía ver cuerpos de varios de los guardias descansando en el suelo, asustada deje de mirar de inmediato hasta que salimos de la casa.

- Necesito que me hagan caso los tres, hagan lo que les digo, debo salvar a su madre y me queda muy poco tiempo para hacerlo - Dijo mi papá luego de haber salido de casa y se convirtió en Zai, su Lobo - Suban.

Subimos los tres, sin protestar y papá empezó a correr hacia el bosque. Parecía que huía de algo pero no sabía bien de que.

Corrió hasta alejarse por completo de nuestro territorio y cuando estuvo lo suficientemente lejos se adentró a una cueva la cual tenía un aroma extraño que no permitía que ningún otro lobo nos pudiera localizar, mi curiosidad estaba al tope pero decidí esperar a que nuestro padre nos explicara, sin embargo el silencio en el lugar hizo que mi curiosidad me ganara.

- Papi, ¿ qué hacemos aquí? - Pregunté después de que nos bajamos de su lomo.

- Luego les explico hijos, quiero que se queden aquí, es seguro, volveré se los prometo. No salgan hasta que su madre y yo volvamos - Dicho esto nos besó la frente y se fue corriendo de nuevo sin darnos oportunidad de preguntar y alejándose de nuestra vista.

🪐En la mansión

- Al parecer tu querido mate no vendrá a salvarte pequeña - Le dijo Ulfred a mi madre mientras daba vueltas por la habitación ansioso por lo que seguía, su sed de sangre lo dominaba por completo y el hecho de imaginar sus colmillos clavados en el cuello de mi padre lo hacía sonreír.

Mi madre estaba atada con unas cadenas a la cama, estaba adolorida, asustada...y golpeada.

Era imposible que mi padre no hubiera sentido el dolor de sus heridas por lo que Ulfred sabía que solo era cuestión de tiempo para que mi padre apareciera.

Ella observaba a Ulfred con temor, y al mismo tiempo rogaba por que mi padre no apareciera en esa mansión.

- El no vendrá...- Dijo mi madre, con una punzada de dolor en su pecho, el miedo se apoderó de ella cuando Ulfred volteo a verla - No vendrá…porque debe salvar a nuestros pequeños, es nuestra prioridad..

- ¿ A si ? - Se burló Ulfred mirándola fijamente - No creo que los encuentre con vida cuando llegue.

- ...Que …¡¡ que les hiciste !!! - Se alteró mi madre al pensar en que algo nos podría haber sucedido a nosotros - ¡¡Ellos no tienen culpa de lo que sucede!!.

- Shh, calladita, no me gusta que me grites - Dijo y se le acercó,tomando su mentón con fuerza - Digamos que los mandé a mat…

Ulfred no terminó de hablar ya que un estruendo en la sala lo interrumpió, de inmediato dejó a mi madre y salió cerrando la puerta de la habitación donde tenía a mi madre con seguro y bajó corriendo, lo que vió lo dejó atónito.

Mi madre solo se quedó mirando fijamente la puerta de la habitación y esperó.

Ulfred pudo notar enseguida la sangre que bañaba el suelo de toda la sala, con sorpresa en sus ojos miró a sus guardias, la mayoría de ellos estaban heridos en el suelo, los demás estaban...muertos y junto a ellos, aun con un trozo de carne en su boca, estaba Zai, un gran lobo negro con mirada asesina fija en Ulfred, parecia ser que la sangre en su hocico no era suficiente para el, queria mucho mas que eso.

- Que más Ulfred - Dijo mi padre con risa burlona y dejando caer el gran trozo de carne que cargaba en su boca, manchando la mesita de café de donde Ulfred había tomado el agua - ¿Cómo va todo? La sangre de tus guardias es exquisita, aunque me hubiera gustado una bienvenida diferente.

- Que rayos…¡¡cómo diablos entraste !! - Gruño Ulfred, aún sorprendido por la escena que había ante sus ojos.

- Simple, vamos al punto - Mi padre sacó sus garras con un gruñido que hizo eco en la mansión , estaba furioso - ¡¡ Dame a mi esposa!!.

- Tu esposa...- Está vez se rió Ulfred, saliendo del shock - Sabía que vendrías por ella, para salvarla, vienes a robarmela de nuevo… - Sacó a su lobo, habría una batalla - Pero no será sencillo señor Wolfram.

- Pues sí, tienes razón, no será sencillo pero vine a salvarla.

De repente Ulfred bajo a su encuentro en la sala principal en donde mi padre se encontraba, sin acercarse ambos se miraron a los ojos, sus gruñidos de ira alertaron a la manada, se preparaban para la lucha…

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