¿Cómo habían permitido que el enemigo les hiciera tanto daño?.
-¿Estas seguro de ésto?, preguntó Max.
El alfa Ronald se quedó en silencio mientras observaba a los pequeños niños del pueblo caminar por el bosque sin temor a nada.
-Ellos están aquí por tí, dijo su padre con gran sonrisa.
-He cambiado de parecer hijo mío, te encomiendo esta tarea, yo me encargare de Bartolomé.
-¿Estás seguro?
-Lo estoy, no temas... no iré solo, dijo su padre antes de tomar su forma nuevamente e ir a enfrentar a un gran enemigo.
Max lo vio alejarse, estaba tan molesto por todo lo sucedido, ese día en medio del bosque juró que nadie más lastimaría a los suyos.
Se acercó a los niños, quién recolectaban algunos hiervas, él observo su canasto y les recomendó que mantuvieran en la casa.
-Ahora ya no hay nada que temer por qué estás tú, respondió una de las niñas.
-Yo las protegeré con mi vida, es por eso que les pido que se marchen.
-Pero nos pidieron que buscáramos para preparar medicinas.
-¿Max?, interrumpi