Capítulo 47. Fuego

Las fechas salían por todos lados, llegando y enterrándose en los árboles. Las hojas caían mientras la pequeña lluvia se cruzaba entre las ramas. Era una confusión de espadas y de brazos.

Norah seguía sosteniendo a Nina que parecía a punto de dejar de respirar, la sangre manchaba su vestido azul y lo volvía oscuro.

No podía dejarla, no podía. ―Espera… no te duermas… no cierres los ojos.

―Mi… milady, debe escapar, esos hombres trataban de matarla.

Era imposible no darse cuenta de que las flechas estaban dirigidas a ella, incluso en ese momento, si no fuera por el oportuno apoyo de los tres caballeros junto con Nadia y su compañero, ya habrían pasado cientos de flechas hacia ella.

―No te dejaré sola… no lo haré.

―¡Milady! ―le gritó Nadia. ―¡Debe irse, ahora! Esteban la acompañará.

―No puedo… no la dejaré.

El otro caballero ya estaba preparado para llevarse a Norah, pero de repente, la lluvia de flechas se desvaneció.

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