Leona temblaba de rabia a su lado, ¡con ganas de destrozarla en mil pedazos, llena de rabia y frustración.
Vagabunda, ¿crees que puedes tener a Rodrigo apoyándote siempre?
¡Haré que te mueras tan rápido como puedas!
*
Aunque la fiesta de cumpleaños de Ema se organizó con discreción, ella se encargó de difundir la noticia a los medios de comunicación.
Pensaba que había nacido para ser el centro de atención, así que ¿cómo el mundo iba a prescindir de ella?
Los periodistas que se habían enterado de la noticia deambulaban por el hotel ansiosos por un buen reportaje.
Al ver a la gente de la familia Hernández caminando hacia la sala de banquetes bajo el flanco de guardaespaldas, el aspecto de Ema, tan animado y suntuoso, se hacía pasar realmente por el modelo de una mujer rica y poderosa.
—¡Señora Hernández!
—¡Señora Celia!
Los reporteros corrieron en tropel, fotografiando a la familia Hernández.
Enrique estaba muy incómodo en el fondo de su corazón, pero permaneció imperturbable y se enfre