Rodrigo sintió un nudo en la garganta, su deseo también estaba encendido, esa noche volvería a hacer el amor con Noa.
Clara mordió sus labios y con fuerza golpeó el codo de Alejandro.
Los tres regresaron al salón y se sentaron.
En ese momento, Noa miraba la televisión y se quedó dormida. Luisana la cuidó mientras bajaba y les preparó una tetera.
Ella miró a Rodrigo, quería decir algo, pero se contuvo, ya que no era el momento adecuado para informar.
—He regresado a casa.
Rodrigo bajó la cabeza mientras bebía café, con un tono bajo y lleno de culpa—Alejandro, Clara, primero quiero disculparme con ustedes. Finalmente, mi abuelo logró sacar a Jimena.
Al escuchar ese nombre, la mirada de Alejandro se volvió fría.
—Ella cometió muchos errores, pero no a nivel de ser condenada. Pasará diez días o medio mes detenida y luego la liberarán, ya lo he previsto todo.
Clara no mostró muchas emociones, bastante tranquila. —Sin embargo, incluso si la liberan, Jimena no tiene lugar en México. Con su re