Pol, aparentando haber llegado apresuradamente al recibir las noticias, esperaba sentado con seriedad ansioso en la sala.
—¡Recién se fue Alejandro y ahora aparece Pol! Ningún hombre cercano a nuestra hermana menor parece ser un hombre decente.
Javier y Diego estaban parados en el segundo piso, observaban desde arriba. A Javier le picaba la rabia.
Diego, con una mirada fría hacia el rostro de Pol, apretaba fuertemente los barrotes con manos donde resaltaban las venas tensas.
—En una ocasión tan importante como la cena, él, como el joven más orgulloso de la familia García, no asistió. En cambio, no puede esperar para salir corriendo cuando le sucede algo a Clara. Según mi experiencia como fiscal, lo de esta noche está relacionado con Pol. No me sorprendería si él y Jimena estuvieran conspirando para difundir rumores sobre la incapacidad de Clara para quedar embarazada.
—Tu análisis coincide con lo que pienso. Pero Pol es astuto, es muy hábil con las maquinaciones.
Diego clavó su mirada