Él me ha dicho por segunda vez que debería dejar la empresa. ¿Será que su objetivo es forzarme a renunciar? Contuve mis lágrimas y evité enfrentarlo directamente. Me tomé un momento para calmarme y lograr que mi tono sonara más sereno.
—Lo entiendo. Continuaré modificando el diseño hasta que estés satisfecho.
Si su intención era usar este método para hacerme renunciar, no iba a ceder. Sin importar cuánto me dificultara la situación, me esforzaría por cumplir con sus exigencias.
Parece que mi respuesta le complació, ya que me miró de reojo con indiferencia y no dijo nada más.
—Señor, si no hay nada más, me gustaría retirarme por hoy.
No quería seguir mirándolo ni un segundo más. Apenas terminé de hablar, me dispuse a salir de su oficina, pero justo en ese momento, mi teléfono empezó a sonar.
Al ver que era una llamada de Manuel, me puse nerviosa al tener a Armando tan cerca. Su mirada fría se clavó en mí, y él, tan perspicaz como siempre, seguramente pudo adivinar quién estaba llamando